He aquí yo he anhelado tus mandamientos; vivifícame en tu justicia. Salmo 119:40.
Inspirada por Dios", puede "hacer sabio para la salvación", haciendo al "hombre de Dios... perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (Heb. 3:15-17): El Libro de los libros tiene el máximo derecho a nuestra reverente atención. El estudio superficial de la Palabra de Dios no puede satisfacer nuestra responsabilidad para con ella ni otorgarnos el beneficio prometido... Leer diariamente cierto número de capítulos, o memorizar una cantidad estipulada de las Escrituras, sin una meditación cuidadosa respecto del significado del texto, traerá poca ganancia.
Estudiar un pasaje hasta que su significado sea claro a la mente y su relación con el plan de salvación sea evidente es de mayor valor que hojear muchos capítulos sin un propósito definido a la vista y sin la obtención de instrucciones positivas. No podemos obtener sabiduría de la Palabra de Dios sin dar atención ferviente y suplicante a su estudio. Es verdad que algunas porciones de las Escrituras son ciertamente demasiado sencillas para ser malentendidas, pero hay muchas porciones cuyo significado no puede verse a simple vista, porque la verdad no yace en la superficie...
Ningún estudio es mejor para suplir energía a la mente, fortalecer el intelecto, que el estudio de la Palabra de Dios. Ningún otro libro tiene tal potencia para elevar los pensamientos, vigorizar a las facultades, como la Biblia, que contiene las verdades más ennoblecedoras. Si se estudiara la Palabra de Dios como se debiera, veríamos una amplitud de mente, una estabilidad de propósito y una nobleza de carácter que raramente se ven en estos tiempos...
De todos los libros que inundan el mundo, por valiosos que sean, la Biblia es el Libro de los libros, el que más merece nuestro estudio y admiración. No solo habla de la historia de este mundo sino que describe el mundo por venir. Contiene instrucciones acerca de las maravillas del universo; revela a nuestra comprensión el carácter del Autor de los cielos y la tierra...
Aquel que estudia la Biblia conversa con los patriarcas y los profetas. Se tiene contacto con la verdad revestida de un lenguaje elevado, que ejerce un poder fascinante sobre la mente y eleva los pensamientos de las cosas de esta tierra a la gloria de la vida futura inmortal. ¿Qué sabiduría humana puede compararse con la revelación de la grandeza de Dios? — Signs of the Times, 30 de enero de 1893; parcialmente en En lugares celestiales, p. 133.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
Inspirada por Dios", puede "hacer sabio para la salvación", haciendo al "hombre de Dios... perfecto, enteramente preparado para toda buena obra" (Heb. 3:15-17): El Libro de los libros tiene el máximo derecho a nuestra reverente atención. El estudio superficial de la Palabra de Dios no puede satisfacer nuestra responsabilidad para con ella ni otorgarnos el beneficio prometido... Leer diariamente cierto número de capítulos, o memorizar una cantidad estipulada de las Escrituras, sin una meditación cuidadosa respecto del significado del texto, traerá poca ganancia.
Estudiar un pasaje hasta que su significado sea claro a la mente y su relación con el plan de salvación sea evidente es de mayor valor que hojear muchos capítulos sin un propósito definido a la vista y sin la obtención de instrucciones positivas. No podemos obtener sabiduría de la Palabra de Dios sin dar atención ferviente y suplicante a su estudio. Es verdad que algunas porciones de las Escrituras son ciertamente demasiado sencillas para ser malentendidas, pero hay muchas porciones cuyo significado no puede verse a simple vista, porque la verdad no yace en la superficie...
Ningún estudio es mejor para suplir energía a la mente, fortalecer el intelecto, que el estudio de la Palabra de Dios. Ningún otro libro tiene tal potencia para elevar los pensamientos, vigorizar a las facultades, como la Biblia, que contiene las verdades más ennoblecedoras. Si se estudiara la Palabra de Dios como se debiera, veríamos una amplitud de mente, una estabilidad de propósito y una nobleza de carácter que raramente se ven en estos tiempos...
De todos los libros que inundan el mundo, por valiosos que sean, la Biblia es el Libro de los libros, el que más merece nuestro estudio y admiración. No solo habla de la historia de este mundo sino que describe el mundo por venir. Contiene instrucciones acerca de las maravillas del universo; revela a nuestra comprensión el carácter del Autor de los cielos y la tierra...
Aquel que estudia la Biblia conversa con los patriarcas y los profetas. Se tiene contacto con la verdad revestida de un lenguaje elevado, que ejerce un poder fascinante sobre la mente y eleva los pensamientos de las cosas de esta tierra a la gloria de la vida futura inmortal. ¿Qué sabiduría humana puede compararse con la revelación de la grandeza de Dios? — Signs of the Times, 30 de enero de 1893; parcialmente en En lugares celestiales, p. 133.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
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