Lámpara es a mis pies tu palabra, y lumbrera a mi camino. Salmo 119:105.
Tengo un mensaje decidido del Señor para el pueblo que profesa creer la verdad para este tiempo...
La Biblia es la voz de Dios para su pueblo. Al estudiar los oráculos vivos, hemos de recordar que Dios le está hablando a su pueblo desde su Palabra. Hemos de hacer de esta Palabra nuestro consejero... Si advirtiéramos la importancia de escudriñar las Escrituras, ¡con cuánta mayor diligencia las estudiaríamos!... Las Escrituras serían leídas y estudiadas como la evidencia segura de la voluntad de Dios respecto de nosotros.
La Biblia ha de estudiarse con un interés especial, porque contiene la información más valiosa que los seres finitos pueden tener, y señala la manera en que hemos de prepararnos para la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo, descartando el pecado y colocándonos los mantos blancos del carácter que nos dará entrada a las mansiones que Cristo les dijo a sus discípulos que iba preparar para ellos...
Si no recibimos la Palabra de Dios como alimento para el alma, hemos de perder el mayor tesoro que ha sido preparado para hombres y mujeres, porque la Palabra es un mensaje para cada alma... Si se la obedece, da vida espiritual y fortaleza. La corriente pura, espiritual que entra a la vida en una experiencia viva, es vida eterna para el receptor.
La Palabra de Dios es nuestra luz. Es el mensaje de Cristo a su heredad que ha sido comprada con el precio de su sangre. Fue escrita para nuestra conducción, y si hacemos de esta Palabra nuestro consejero, nunca andaremos en senderos extraños...
La vida espiritual se edifica por el alimento que se da a la mente, y si comemos el alimento provisto en la Palabra de Dios, el resultado será la salud espiritual y mental...
Cada uno de nosotros está decidiendo su destino eterno, y depende enteramente de nosotros si hemos de ganar la vida eterna. ¿Viviremos las lecciones dadas en la Palabra de Dios, el gran libro de lecciones de Cristo? Es el libro más grandioso y fácil de entender jamás provisto a los seres humanos. Es el único libro que preparará a los hombres y las mujeres para la vida que se mide con la vida de Dios.— Review and Herald, 22 de marzo de 1906; parcialmente en En lugares celestiales, p. 132.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
Tengo un mensaje decidido del Señor para el pueblo que profesa creer la verdad para este tiempo...
La Biblia es la voz de Dios para su pueblo. Al estudiar los oráculos vivos, hemos de recordar que Dios le está hablando a su pueblo desde su Palabra. Hemos de hacer de esta Palabra nuestro consejero... Si advirtiéramos la importancia de escudriñar las Escrituras, ¡con cuánta mayor diligencia las estudiaríamos!... Las Escrituras serían leídas y estudiadas como la evidencia segura de la voluntad de Dios respecto de nosotros.
La Biblia ha de estudiarse con un interés especial, porque contiene la información más valiosa que los seres finitos pueden tener, y señala la manera en que hemos de prepararnos para la venida del Hijo del hombre en las nubes del cielo, descartando el pecado y colocándonos los mantos blancos del carácter que nos dará entrada a las mansiones que Cristo les dijo a sus discípulos que iba preparar para ellos...
Si no recibimos la Palabra de Dios como alimento para el alma, hemos de perder el mayor tesoro que ha sido preparado para hombres y mujeres, porque la Palabra es un mensaje para cada alma... Si se la obedece, da vida espiritual y fortaleza. La corriente pura, espiritual que entra a la vida en una experiencia viva, es vida eterna para el receptor.
La Palabra de Dios es nuestra luz. Es el mensaje de Cristo a su heredad que ha sido comprada con el precio de su sangre. Fue escrita para nuestra conducción, y si hacemos de esta Palabra nuestro consejero, nunca andaremos en senderos extraños...
La vida espiritual se edifica por el alimento que se da a la mente, y si comemos el alimento provisto en la Palabra de Dios, el resultado será la salud espiritual y mental...
Cada uno de nosotros está decidiendo su destino eterno, y depende enteramente de nosotros si hemos de ganar la vida eterna. ¿Viviremos las lecciones dadas en la Palabra de Dios, el gran libro de lecciones de Cristo? Es el libro más grandioso y fácil de entender jamás provisto a los seres humanos. Es el único libro que preparará a los hombres y las mujeres para la vida que se mide con la vida de Dios.— Review and Herald, 22 de marzo de 1906; parcialmente en En lugares celestiales, p. 132.
Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White
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