Puedes ponerte a la sombra de la sabiduría o a la sombra del dinero, pero la sabiduría tiene la ventaja de dar vida a quien la posee (Eclesiastés 7:12).
Christopher Langan es una de las personas más inteligentes que existen en la actualidad. Empezó a hablar a los seis meses de edad, aprendió a leer a los cuatro años; a los dieciséis había leído la obra Principia Mathematica de Bertrand Russell y Alfred North Whitehead, famosa por su dificultad; y al terminar su educación secundaria obtuvo una calificación perfecta en la prueba SAT (prueba de habilidades académicas que hacen todos los estudiantes de los Estados Unidos que quieren estudiar en una universidad). Su coeficiente intelectual está entre 195 y 210, una cifra francamente elevada. Se dice que Albert Einstein tenía un coeficiente intelectual de 150.
Te preguntarás por qué no has oído hablar de Christopher Langan. Muy probablemente has escuchado hablar de Stephen W Hawking, el famoso físico teórico, profesor de matemáticas en la Universidad de Cambridge, pero no de Langan. Bueno, es que Christopher trabajó durante veinte años como guardia en un bar en los Estados Unidos. Antes fue vaquero, albañil y bombero forestal. Aparentemente, Chris ha preferido este estilo de vida (hoy tiene un rancho de caballos con su esposa) porque le permite la libertad para trabajar en proyectos de investigación personal. Ha trabajado durante más de diez años, en su tiempo libre, en un proyecto que él denomina «Modelo teórico cognitivo del universo».
Una inteligencia como la de Chris Langan es un inmenso don de Dios. Si eres inteligente y brillante, recuerda que darás cuenta a Dios por ese don. También ten en cuenta, sin embargo, que la inteligencia no es suficiente para transformar tu mundo y tu vida. Para eso es necesaria la sabiduría.
La inteligencia tiene que ver con los problemas de las cosas y por lo tanto muchas veces está relacionada con las matemáticas. La sabiduría tiene que ver con el corazón y la naturaleza humana. La inteligencia te permitirá resolver un problema, pero la sabiduría te permitirá distinguir entre lo correcto y lo incorrecto, entre el bien y el mal. La inteligencia viene determinada en parte por la herencia y el ambiente en que has crecido; la sabiduría, en cambio, es un don de Dios. La inteligencia te puede ayudar a obtener lo que quieras en este mundo, pero solamente la sabiduría te puede ayudar a obtener la vida eterna. Pide a Dios esta mañana que te dé sabiduría para enfrentar los retos de este día.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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