viernes, 22 de marzo de 2013

LA TECLA MÁS USADA


«Y nunca más me acordaré de sus pecados y maldades.» Y cuando estos han sido perdonados, ya no hace falta otro sacrificio por el pecado. Hebreos 10:17-18

En la década de los setenta escribí mi primera tesis, requisito indispensable para hacer válida la licenciatura que cursaba. Aún recuerdo la tortura de escribir más de cien páginas en aquellas ruidosas y aparatosas máquinas mecánicas. Siendo que una tesis no debía llevar ninguna corrección, un error cometido en una página significaba escribir nuevamente toda la página, porque no habla ninguna manera de corregir; faltaban teclas a las que hoy nos hemos acostumbrado.
Gracias al avance de la tecnología, mi segunda tesis la pude escribir en una computadora, que tenía la tecla más maravillosa de todas: «Suprimir». Con apenas darle un pequeño golpecito, reaccionaba y deshacía automáticamente todos los errores. «¡Qué maravilla!», pensé después de tantos desvelos en mi primer trabajo, pues ahora, con una simple tecla, podía superar el temor a echar a perder todo mi esfuerzo.
A veces pienso que alguien debería inventar una tecla «suprimir» para que, al pulsarla, automáticamente se borraran todos los errores de nuestra vida... pero no puede ser así. Los errores y pecados cometidos quedan registrados en nuestra mente y nuestro corazón, dejando en algunas personas marcas imposibles de borrar.
La buena noticia es que los errores de nuestra vida pueden ser borrados y arrojados a lo profundo de la mar, pero esa no es obra nuestra; no basta con pulsar los botones de nuestra mente con una buena psicoterapia. Es la obra del Espíritu Santo en la mente y el corazón de los hombres y las mujeres que acuden a Dios en busca de perdón. Y es tu privilegio en este día.
Eso no significa que por el hecho de que Dios te permita corregir tus errores, puedas actuar con descuido y equivocarte a diestra y siniestra. Sé consciente de ello y, si vives atormentada tratando de borrar tus errores e intentado reescribir las páginas de tu vida, vuélvete hacia Dios; no es tan difícil. Tienes un manual para conducirte al Señor: la Santa Biblia.
Deja que el Señor toque, pulse, y haga sensible tu alma para que, llena de arrepentimiento, puedas participar del «Programa celestial de restauración». La tecla «suprimir» de Dios nos dice: «Yo les perdonaré sus iniquidades, y nunca más me acordaré de sus pecados» (Heb. 8:12).

Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado

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