martes, 26 de marzo de 2013

¿QUÉ DEBO HACER PARA SER SALVO?


No me elegisteis vosotros a mí, sino quejo os elegía vosotros, y os he puesto para que vayáis y llevéis fruto, y vuestro fruto permanezca. Juan 15:16.

Cristo siempre reprendió a los fariseos por su justicia propia... Se exaltaban hasta lo sumo en cada oportunidad por tener las Escrituras, por conocer al Dios verdadero, pero sus corazones no estaban llenos de gratitud a Dios por su gran bondad hacia ellos. Se presentaban llenos de orgullo espiritual, y su tema era el yo: "yo mismo, mis sentimientos, mi conocimiento, mis caminos". Sus propios logros se convirtieron en la norma por la cual medían a otros...
Que todo discípulo de Cristo pregunte humildemente, ¿qué debo hacer para ser salvo? Si deseamos sinceramente entender, sabremos. No es por nuestras riquezas, nuestro conocimiento, nuestra posición superior, que Jesús nos ama y bendice, sino porque creemos en él como nuestro Salvador personal. Jesús nos amó cuando éramos aún pecadores, pero habiéndonos escogido, él dice que nos ha ordenado que salgamos y produzcamos fruto. ¿Tiene cada uno algo que hacer? Ciertamente; cada persona que está uncida al yugo con Cristo debe soportar esta carga, trabajar en los surcos de Cristo... El amor perdonador de la vida de Cristo en el alma es una fuente de agua que brota para vida eterna. Si la fuente de agua está en el corazón, entonces la vida entera revelará el hecho, y la gracia refrescante de Dios se hará manifiesta.
La religión no consiste simplemente en tener sentimientos de gozo, en ser conscientes de tener privilegios y luz, en tener emociones extáticas, mientras se emplean todas las energías en mantener un equilibrio en la vida cristiana, a la vez que no se hace nada por la salvación de las almas. La religión consiste en practicar las palabras de Cristo; permanecer como centinelas fieles, no haciendo para ganar la salvación, sino porque, sin merecerlo, usted ha recibido el don celestial. La religión consiste en obrar los planes de Dios, en cooperar con las inteligencias del cielo...
Si proseguimos en el conocimiento del Señor, nuestra perspectiva se ampliará. No será limitada por el yo. Debemos orar al Señor para que amplíe nuestra comprensión, para que no solo entendamos que Jesús es nuestro sustituto y garante, sino que pertenezcamos a él como su posesión comprada. Pablo dice: "Habéis sido comprados por precio—y deriva esta conclusión—; glorificad, pues, a Dios en vuestro cuerpo y en vuestro espíritu, los cuales son de Dios" (1 Cor. 6:20).— Signs of the Times, 17 de diciembre de 1894

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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