David había dicho: «El que primero derrote a los jebuseos será cabeza y jefe». Entonces Joab hijo de Sarvia subió el primero, y fue hecho jefe (1 Crónicas 11:6, RV95).
El nombre de Joab significa: «El Señor es padre» y expresa las convicciones de su madre, Sarvia, pues de su padre no sabemos nada. Sarvia era hermana de David, por lo tanto Joab era sobrino del rey. También sabemos que tenía dos hermanos: Abisai y Asael. El carácter de Joab, como el de todos los seres humanos, es difícil de analizar y comprender. Pero es un personaje muy importante en el ascenso de David al trono y en su posterior gobierno.
Joab era valiente y «fue el primero» en atacar a los jebuseos que controlaban Jerusalén, antes de que se convirtiera en la capital del reino de Judá. Gracias a aquella acción valerosa fue nombrado jefe del ejército y se mantuvo en esa posición durante todo el reinado de David (1 Rey. 2: 22-35). Esto indica que Joab era un genio militar y también un hábil político. Por desgracia, también tenía un carácter violento, como lo demuestra el asesinato a sangre fría de Abner, según se relata en 2 Samuel 3:27. Joab era leal a la casa de David y desempeñó uno de los papeles clave en el proceso de construcción nacional. Su genio militar brindó al rey una poderosa arma para su avance en el control de la nación y, posteriormente, la expansión de su influencia ante sus vecinos.
La astucia de Joab se manifestó en la rebelión de Absalón y su movimiento para derrocar a su padre y acceder al trono. Joab se dio cuenta del potencial de Absalón como el futuro rey de Israel y puso a trabajar su maquinaria política para ayudarlo. No obstante, el hijo del rey era egoísta, ingrato y mal estratega. Si se hubiera aliado con Joab es probable que su conspiración hubiera triunfado. Pero Dios impidió la peligrosa alianza.
Aunque Joab aparece como totalmente leal a David en la primera parte de su reinado, en realidad la única lealtad que tuvo fue hacia sí mismo. Para él, todas las cosas, inclusive la religión, tenían un interés político. Pasa por la historia sagrada como un manipulador de la religión y de los hombres. Era un hombre fuerte, aunque muy débil.
Los hombres pueden manipular, controlar, imponer y quitar de acuerdo con sus propios intereses egoístas, pero tarde o temprano cosecharán las funestas consecuencias de una vida sin escrúpulos. Lo importante es que tú nunca participes de los caminos de Joab.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
¿Sabías que..? Relatos y anécdotas para jóvenes
Por Félix H. Cortez
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