¡Tengan cuidado! Presten atención y no olviden las cosas que han visto sus ojos, ni las aparten de su corazón mientras vivan. Cuéntenselas a sus hijos y a sus nietos. Deuteronomio 4: 9
Ser abuela es uno de los desafíos más grandes que he tenido que enfrentar, mientras llena de orgullo veo crecer y abrirse paso en la vida a mi nieta. Ahora que tiene tan solo cuatro años, me pregunto qué función desempeño yo en el desarrollo de esta vida tan pequeñita.
Ser abuela me ha hecho disfrutar de ríos de gozo que antes no había experimentado nunca. Siempre que estoy con mi nieta, ella me hace participar en sus fantasías y en sus juegos. Ella sabe que su abuelita siempre está dispuesta a hacer dócilmente lo que otros rehusan. Entonces me pregunto por qué hizo Dios a las abuelas. ¿Acaso para complacer a sus nietos en todo? ¿Para instruirlos? ¿Para corregirlos? Cuando pienso en esto, siento el peso de mi responsabilidad.
Indudablemente, ser abuela es una tarea un tanto complicada. Debemos tener el equilibrio suficiente como para no dejarnos dominar por el inmenso amor que sentimos hacia los nietos, al punto de que nos atrevamos a romper las reglas que sus padres han establecido. Pero también debemos procurar para ellos una niñez feliz sin tanta rigidez.
Al meditar en esto, me doy cuenta de que mi tarea principal consiste en transmitir a mi nieta lo positivo que las experiencias de la vida me han aportado. Ojalá que gracias a los años que he vivido, yo pueda enseñarle a comprender que en la vida hay que luchar para conseguir lo que se desea. Que los mejores bienes son los que se obtienen con esfuerzo, trabajo y sacrificio. Que hay que sembrar buenas semillas para disfrutar de una buena cosecha. Que hay que vivir día a día dando lo mejor y tomando lo mejor de la vida.
Aún más importante es que toda abuela pueda lograr que sus nietos aprendan que, en cada etapa de la vida, hay que descubrir el gozo de vivir teniendo como compañero de viaje a Cristo Jesús.
Amiga, si eres abuela, ¡disfrútalo! Deja las tensiones de la enseñanza a los padres de tus nietos. Tú únicamente muéstrate como una guerrera victoriosa que no tiene deudas con la vida, que vive cada día descubriendo nuevas emociones y que espera a su Señor con el equipaje preparado.
Tomado de Meditaciones Matutinas para la mujer
Aliento para cada día
Por Erna Alvarado
No hay comentarios:
Publicar un comentario