Lugar: Zimbabue
Palabra de Dios: Deuteronomio 15:10
El señor Wangala* contó con cuidado su ganado, mientras salía por la tranquera. Cada diez marcaba uno para venderlo y ofrecer el ero como diezmo para el Señor.
Estás loco le decían sus vecinos cuando vendió algunos de sus mejores animales.
Pero, el señor Wangala respondía que, como Dios le había dado todo, era un privilegio devolverle una décima parte. Los vecinos sacudían sus cabezas, incrédulos. ¿Por qué no darle ocasionalmente uno o dos animales al Señor? ¿Por qué uno de cada diez?
Unos pocos días más tarde, los vecinos llegaron a verlo nuevamente.
¿Señor Wangala, esta Bien su ganado?
Le explicaron que, durante la noche, había venido un león y había ido de un corral a otro, matando varios animales.
Cuando el señor Wangala fue rápidamente a revisar su ganado, sus vecinos lo siguieron. Efectivamente, el león también había estado allí. Podían ver grandes huellas alrededor del corral; y, en un lugar, las huellas entraban en el corral. Pero, cuando el señor Wangala contó su ganado, todos estaban allí. El león no había herido ni matado a ninguno de sus animales.
Los vecinos apenas podían creer que todo el ganado de Wangala estuviera a salvo.
Danos tu poción especial le decían. De esa manera, nuestro ganado también estará a salvo. El señor Wangala les dijo que él no tenía ninguna pócima especial.
¿Recuerdan cómo di a Dios la décima parte de todo mi ganado? les preguntó. Ese mismo Dios protegió mi ganado.
La Biblia dice: «No seas mezquino sino generoso, y así el Señor tu Dios bendeciré todos tus trabajos y todo lo que emprendas».
Tomado de Devocionales para menores
En algún lugar del mundo
Por Helen Lee Robinson
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