domingo, 11 de agosto de 2013

VIVIR EN LA VERDAD

Y la gracia de Dios era sobre él. Lucas 2:40.

Incluso en su niñez, Jesús vio que la gente no vivía de la manera señalada por la Biblia. Estudiaba la Biblia y seguía los hábitos y las prácticas sencillas que la Palabra de Dios estipula; y cuando la gente lo criticaba por ser tan humilde y simple, los remitía a la Palabra de Dios. Sus hermanos le dijeron que se creía mejor que ellos, y lo regañaban por situarse más arriba de los sacerdotes y los gobernantes del pueblo. Jesús sabía que si él obedecía la Palabra de Dios, no encontraría solaz ni paz en el ámbito del hogar.
A medida que crecía en conocimiento, supo que graves errores iban aumentando entre su pueblo y que, a causa de que seguían mandatos humanos en lugar de obedecer los de Dios, se estaban perdiendo la sencillez, la verdad y la verdadera piedad en la tierra. Vio que la gente participaba en formalismos y ceremonias en su adoración de Dios, mientras descuidaba las verdades sagradas que daban valor a su servicio. Él sabía que sus servicios desleales no podían producirles bien alguno, ni les traería paz ni reposo. No podían saber lo que significa tener libertad de espíritu por no servir a Dios en verdad.
Jesús no siempre observó estos servicios inútiles en silencio, sino que a veces les advertía que iban por un camino errado. Por ser tan pronto para distinguir entre lo falso y lo verdadero, sus hermanos se sentían muy molestos con él porque, según ellos, lo que el sacerdote enseñaba debía considerarse tan sagrado como un mandato de Dios. Pero Jesús enseñó tanto por sus palabras y su ejemplo que los hombres y las mujeres debieran adorar a Dios según él ha estipulado que lo adoren, y no seguir las ceremonias prescritas por los maestros humanos…
Los sacerdotes y los fariseos también se molestaban porque este niño no aceptaba sus inventos, máximas y tradiciones humanas. Pensaban que mostraba falta de respeto por su religión y hacia los rabinos, que habían ordenado estos servicios. Les dijo que obedecería toda palabra que viniera de la boca de Dios, y que debían mostrarle por la Biblia en qué erraba él. Les señaló el hecho de que ellos colocaban la palabra de seres humanos por encima de la Palabra de Dios, y causaban que la gente faltara el respeto a Dios, al obedecer estos mandamientos humanos -Youth’s Instructor, 5 de diciembre de 1895.

Tomado de Meditaciones Matutinas para adultos
Desde el Corazón
Por Elena G. de White

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