“La sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado” (1 ‘Juan 1:7, RV95).
Se dice que cuando se hallaba en su lecho de muerte, Lutero, el padre de la Reforma Protestante, tuvo un inquietante sueño, o más bien una terrible pesadilla. Mientras dormía, Satanás se le apareció y le mostró una lista enorme con todos los pecados que había cometido. Cuando Lutero vio el funesto registro quedó sumamente preocupado y una inmensa inseguridad se apoderó de su alma. Como cualquier ser humano, él también estaba “sujeto a pasiones semejantes a las nuestras” (Santiago 5:17, RV95), y no podía negar la veracidad de las faltas que Satanás le estaba atribuyendo.
Al darse cuenta de que había logrado plantar la semilla de la inseguridad en el alma de Lutero, el enemigo comenzó a retirarse de la habitación con aires de triunfo. Entonces, un rayo de luz iluminó la mente de Lutero que, rebosante de gozo, se levantó de la cama y dijo: “Satanás, hay algo que se te ha olvidado”. Con una elevada dosis de fanfarronería el diablo respondió: “A mí no se me olvida nada, aquí están registrados todos tus pecados”. Con profunda convicción Lutero declaró: “Sí, se te olvida que ‘la sangre de Jesucristo, su Hijo, nos limpia de todo pecado’ (1 Juan 1:7)”. El relato termina diciendo que cuando Satanás oyó esas palabras salió corriendo de la habitación.
La Biblia registra varias cosas que la sangre de Cristo ha logrado en nuestro favor. Por ella recibimos el perdón de los pecados (1 Juan 1:7); por ella podemos estar cerca de Dios (Efesios 2:13); por ella somos justificados (Romanos 5:9) y por ella tenemos redención (Colosenses 1:14).
Cada vez que leo este pasaje, se apodera de mí una grata sensación de seguridad: “Ellos lo han vencido [a Satanás] por medio de la sangre del Cordero” (Apocalipsis 12:11, NVI). Ese “ellos” también te incluye a ti. El apóstol Juan escribió: “Jóvenes, les escribo a ustedes porque han vencido al maligno” (1 Juan 2:13). ¿Quieres vencer al enemigo? No te enfrentes a él confiando en tus propios méritos; si de verdad quieres que él huya de tu vida, como lo hizo de la de Lutero, has de recordarle que tu victoria está asegurada porque has creído en el poder purificador de la sangre de Jesús.
Lecturas devocionales para Jóvenes 2016
“VISITA MI MURO, 366 MENSAJES QUE INSPIRAN”
Por: J. Vladimir Polanco
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