lunes, 28 de marzo de 2016

LAS ORACIONES DE JESÚS POR TI

Porque no entró Cristo en el santuario hecho de mano, figura del verdadero, sino en el cielo mismo para presentarse ahora por nosotros ante Dios. Hebreos 9:24.

El proyecto del Santuario era muy caro pero, cuando el pueblo se enteró de que Dios quería una morada para estar con ellos, voluntariamente entregaron ofrendas de oro, joyas y otras cosas preciosas que habían tomado de Egipto. El pueblo fue tan generoso que había más que suficiente para terminar el Tabernáculo.
Llevó cerca de seis meses construir y preparar la tienda sagrada. Cuando finalmente terminó la obra, Moisés la examinó cuidadosamente para asegurarse de que todo hubiera sido hecho como Dios le había mostrado. De pronto, la columna de nube flotó por encima de la parte más alta y cubrió completamente la nueva tienda. “Y la gloria de Jehová llenó el tabernáculo” (Exodo 40:34).
El pueblo estaba profundamente conmovido. Sin embargo, aunque era muy emocionante para ellos, no aplaudieron ni gritaron. Lágrimas de alegría brotaban de sus ojos mientras susurraban en voz baja y hablaban en tonos bajos sobre lo felices que estaban de que Dios hubiese estado dispuesto a descender y quedarse con ellos.
Como la tribu de Leví había sido fiel, Dios la escogió para cuidar del Tabernáculo. Todo era portátil, y ellos eran responsables directos de desarmarlo y armarlo cada vez que los israelitas se movieran. “El sacerdocio, no obstante, se restringió a la familia de Aarón. Aarón y sus hijos fueron los únicos a quienes se les permitía ministrar ante el Señor” (Patriarcas y profetas, p. 362).
Cada parte del servicio de adoración estaba diseñada para recordar al pueblo su llamado sagrado como nación y para mostrarles el alto costo del pecado. Cada vez que se mataba a un corderito en sacrificio, su sangre les decía que Jesús tendría que morir si ellos iban a vivir.
Cuando el sacerdote entraba en el Lugar Santo y ofrecía incienso, el dulce aroma se elevaba por sobre la cortina, hacia el Lugar Santísimo, justo en la presencia de Dios. Este aroma representaba las constantes oraciones de Cristo por su pueblo, y el pueblo que estaba arrepentido por sus pecados se unía a estas oraciones con él.
Hoy, Jesús está orando todavía por su amado pueblo: ipor ti y por mí!
¿No es maravilloso saber que Cristo Jesús mismo está orando por ti justo ahora?

Tomado de devoción matutina para menores 2016
¡GENIAL! Dios tiene un plan para ti
Por: Jan S. Doward
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