“Venid a mí todos los que estáis trabajados y cargados, y yo os haré descansar. Llevad mi yugo sobre vosotros y aprended de mí, que soy manso y humilde de corazón, y hallaréis descanso para vuestras almas”. Mateo 11:28, 29
¿Sabes algo que hacen todos los que están en Facebook que, de hecho, es una de las más contagiosas de todas las actividades humanas? Bostezar. Según howstuffworks.com, el cincuenta y cinco por ciento bostezaremos menos de cinco minutos después de ver bostezar a otro. Y para una persona ciega todo lo que hace falta es oír bostezar a alguien. De hecho, solo leer sobre el bostezo te hace bostezar. Sin embargo, aunque el bostezo es un acto sumamente contagioso, los científicos no están del todo seguros de por qué bostezamos. ¿Causan el bostezo la fatiga, el aburrimiento, el sopor? Pero, entonces, ¿por qué bostezan más los atletas olímpicos inmediatamente antes de la competición? ¿Y por qué bostezan los fetos de once semanas? Nadie lo sabe con certeza. ¡Sencillamente lo hacemos!
Quizá nacimos cansados. Una cosa es segura: Dios anhela muchísimo que cada persona encuentre descanso. La conmovedora invitación de Jesús en nuestro texto de hoy, ciertamente, explota una necesidad manifiesta de nuestra sociedad del tercer milenio, ¿verdad? El descanso. ¿Quién no bosteza por tener más descanso?
La palabra “descansar” aquí en Mateo 11 es, en realidad, una palabra compuesta en griego: “nuevamente” más “detenerse” o “cesar”, que quiere decir “detenerse nuevamente”. Es lo que haces cuando asciendes a una montaña. Nadie a quien yo conozca sube hasta la cima sin parar. Llegar a la cumbre del monte Fuji, en Japón, a tiempo para la salida del sol es una aventura que lleva toda la noche. Pero, esparcidos por la ladera ascendente del volcán, hay pequeños albergues de reposo, fulgores anaranjados en la noche, que ofrecen un momento de calidez para el deshielo y una siesta sobre el suelo cubierto de esterillas. Eso ofrece también Jesús. “En tu ascenso, a lo largo de la vida, tienes que detenerte y descansar, o nunca llegarás a la cumbre. Por eso, ven a mí y permíteme que sea tu parada de descanso vez tras vez”.
Y lo que sigue de inmediato a la invitación de Cristo en Mateo 11 es un relato sobre el sábado en Mateo 12, lo cual no deja ninguna duda de que Mateo quería que sus lectores vinculasen el reposo en Jesús con el reposo en sábado. “Porque el Hijo del hombre es Señor del sábado” (vers. 8). Y, ¿puedes pensar en una cura más satisfactoria para nuestros bostezos que las veinticuatro horas de su descanso sabático?
“En estas palabras, Cristo habla a todo ser humano. Sépanlo o no, todos están cansados y cargados. Todos están agobiados con cargas que únicamente Cristo puede suprimir. […] Él sacará la carga de nuestros hombros cansados. Nos dará reposo” (El Deseado de todas las gentes, cap. 34, p. 300).
Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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