martes, 5 de abril de 2016

LA OBRA EN TRES ACTOS -1

“Y bendijo Dios el día séptimo y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó Dios de toda su obra creadora”. Génesis 2:3, LPH

Primer acto: Dios bendijo el séptimo día
¿Sabías que cuando Dios bendice algo o a alguien, se comporta de manera muy peculiar? Acuérdate de la famosa bendición: “Jehová te bendiga y te guarde. Jehová haga resplandecer su rostro sobre ti y tenga de ti misericordia; Jehová alce sobre ti su rostro y ponga en ti paz” (Núm. 6:24-26). Cuando Dios bendice a alguien lo manifiesta volviendo su rostro hacia esa persona, dándole su atención plena.
Tú y yo nos comportamos de la misma manera, ¿no? ¿Te acuerdas de tu primer automóvil? El mío era un “flamante” Volkswagen conocido en muchos países como “escarabajo”, de 1961 con un acabado verde que presentaba “descamación”, neumáticos traseros sobredimensionados y un silenciador oxidado. Pero no le podía quitar los ojos de encima. ¿Por qué? Porque cuando algo te resulta de gran valor, te encanta mirarlo. Los maridos y las esposas conocen eso perfectamente: incluso después de todos esos aniversarios, o especialmente por todos esos aniversarios, recorres con la vista una habitación atestada y la ves a ella, una epifanía de belleza que acapara tu mirada. ¿Por qué? Porque cuando una mujer te resulta de gran valor, te encanta mirarla.
Y “bendijo Dios el séptimo día” (Gén. 2:3). En esas conocidas palabras, cargadas de significado, Dios hace algo con ese día que no hace con ningún otro día de la semana. Vuelve su rostro hacia el séptimo día y, con esa bendición divina, da al sábado su total atención. Es el único día de la semana que el Creador contempla con una atención tan embelesada. Porque es su regalo para los elegidos y en ese día él y ellos celebrarán su amistad y su amor como en ningún otro día de la semana. Por eso, por más que lo intento, no me entra en la cabeza cómo alguien podría querer aparecer y anunciar que esta excepcional bendición de Dios, que hizo volver su rostro y acaparó su mirada, ha sido quitada del sábado y transferida a otro día. Especialmente cuando no hay ni un solo indicio de tal cambio en ningún texto de las Sagradas Escrituras.
“Este es el día que hizo Jehová; ¡nos gozaremos y alegraremos en él!” (Sal. 118:24).

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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