jueves, 7 de abril de 2016

LA OBRA EN TRES ACTOS -3

“Entonces bendijo el séptimo día y lo declaró día sagrado, porque en ese día descansó de todo su trabajo de creación”. Génesis 2:3, DHH

Tercer acto: Dios descansó el séptimo día
¿Te acuerdas de aquellas noches en que te quedabas dormido antes de que tu cabeza tocara la almohada? Ocurría en la niñez, y ocurre de adultos. Admitámoslo: a veces estamos tan reventados que ¡no hay nada mejor ni que más satisfacción dé que una almohada, un buen colchón y el sueño!
¿Fue así para Dios? ¿Estaba tan fatigado y agotado, tras seis días largos y extenuantes de creación de este flamante planeta que casi no veía la hora de llegar arrastrándose hasta la cama del sábado para dormir? ¡Más bien no! “El Dios eterno, el Señor, el creador de los confines de la tierra no se fatiga ni se cansa. Su entendimiento es inescrutable” (Isa. 40:28, LBA). Este pasaje nos recuerda que nuestro Dios infinito y omnipotente no necesita una siesta para recuperarse del agotamiento. Entonces, ¿por qué iba a tener que realizar un reposo sabático? (La palabra hebrea traducida “reposo” es sabbat, de donde proviene nuestra palabra “sábado”).
Ahora quiero que vayamos al relato de la pasión, porque existen algunos paralelos notables entre la creación de la tierra y la nueva creación del Calvario:
1″ paralelo: Nuestro Creador y nuestro Redentor son el mismo. Génesis 1, Juan 1, Colosenses 1 y Hebreos 1 declaran la verdad de que el Dios que nos creó en el principio es el mismo que murió por nosotros. ¡No es de extrañar que sea tan buen amigo!
2“ paralelo: Cristo terminó tanto su creación del mundo como su salvación del mundo con la misma conclusión triunfante: “¡Consumado es!” (Juan 19:30; Gén. 2:1). El sexto día de la semana de la creación y el sexto día de la semana de la Pasión acaban ambos con el pronunciamiento de la obra acabada de Dios. No podemos añadir, ni es preciso que lo hagamos, ni un ápice al don de la salvación que Cristo nos ofrece. ¡Aleluya!
3″ paralelo: ¿Y qué hizo el Creador y Redentor cuando acabó su obra en el sexto día? Reposó el séptimo día en un huerto. Los Anales Sagrados no podrían expresarlo con más claridad. Cristo, nuestro Creador en la vida y nuestro Salvador en la muerte, reposó su sábado. Aquel que es Señor del sábado (Mar. 2:28) se convirtió en Aquel que es Señor de salvación, y cuando murió aquel Viernes Santo hace tanto tiempo, guardó el sábado y reposó. Prueba suficiente de que el sábado es un don eterno de nuestro Amigo eterno. ¡Adorémoslo con gozo!

Tomado de Lecturas devocionales para Adultos 2016
EL SUEÑO DE DIOS PARA TI
Por: Dwight K. Nelson
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