«Amados, ahora somos hijos de Dios y aún no se ha manifestado lo que hemos de ser; pero sabemos que cuando él se manifieste, seremos semejantes a él, porque lo veremos tal como él es». 1 Juan 3: 2
Como medio de educación, ninguna porción de la Biblia es de mayor valor que sus biografías. Estas difieren de todas las demás porque son absolutamente fieles a la realidad. Es imposible que una mente finita comprenda a plenitud lo que hace otra. Solamente Aquel que lee el corazón, que conoce los motivos y las acciones, puede describir con absoluta fidelidad el carácter, o presentar un resumen fiel de una vida humana. Solo en la Palabra de Dios encontramos tal fidelidad.
No hay verdad tan claramente enseñada por la Biblia como la de que lo que hacemos, es resultado de lo que somos. En gran parte, los incidentes de la vida son el fruto de nuestros propios pensamientos y acciones. […]
El tema central de la Biblia, el tema alrededor del cual giran todos los demás, es el plan de la redención, la restauración de la imagen de Dios en todo ser humano. Desde la primera insinuación de esperanza que se hizo en la sentencia pronunciada en el Edén, hasta la gloriosa promesa del Apocalipsis: «Verán su rostro, y su nombre estará en sus frentes» (Apoc. 22:4), el propósito de cada libro y de cada pasaje de la Biblia es el desarrollo de este maravilloso tema: la restauración del ser humano, el poder de Dios, «que nos da la victoria por medio de nuestro Señor Jesucristo» (1 Cor. 15: 57).
El que capta este pensamiento, tiene delante sí un campo infinito de estudio. Tiene la llave que le abrirá todos los tesoros de la Palabra de Dios.
La ciencia de la redención es la ciencia de las ciencias; la ciencia que constituye el motivo de estudio de los ángeles y todos los seres inteligentes de los mundos no caídos; la ciencia que ocupa la atención de nuestro Señor y Salvador; la ciencia que penetra en el propósito ideado en la mente del Ser Infinito, «que se ha mantenido oculto desde tiempos eternos» (Rom. 16:25); la ciencia que será el estudio de los redimidos de Dios durante los siglos sin fin. Este es el estudio más elevado que puede emprender el ser humano. Fortalece la mente y eleva el alma como ningún otro estudio podría hacerlo. […] En la palabra de Dios está la energía creadora que trajo los mundos a la existencia. Esta palabra imparte poder, engendra vida. Cada orden es una promesa; aceptada por la voluntad, recibida en el alma, trae consigo la vida del Ser infinito. Transforma la naturaleza y vuelve a crear el alma a imagen de Dios.— La educación, caps. 16,13, pp. 131,113-114
Tomado de lecturas devocionales para Adultos 2017
DE VUELTA AL HOGAR
Por: Elena G. de White
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