“Aplastará por completo a esos reinos y permanecerá para siempre” (Daniel 7 7:44, NTV).
Aunque parezca un oxímoron (busca el término en el diccionario, si no conoces su significado), esta es una efemérides hacia delante. El 19 de enero de 2038, se dará lo que los expertos en Informática plantearon como “el problema del año 2038” (conocido también por el numerónimo Y2K38), que podría causar que una buena parte del software que usan no solo las computadoras, sino además otros dispositivos, falle ese año. Se trata de algo relacionado con la manera en que el software computa el tiempo. Al llegar al 19 de enero de 2038, el cómputo volvería automáticamente al 1° de enero de 1970, lo que causaría toda una serie de trastornos.
Esta no es la primera vez en que se augura una catástrofe basada sobre una falla en las computadoras. Ya en el año 2000 se esperaba tal cosa aunque, finalmente, las previsiones tomadas hicieron que no pasara a mayores. Lo que preocupa a los expertos es que el ser humano depende cada vez más de las computadoras. Con todos sus beneficios y adelantos, se han instalado en cada área de trabajo e invadieron también el hogar. Las “casas inteligentes” ya no son solo un sueño. Son plataformas que permiten a los objetos de la casa (puertas, cerraduras, bombillas, incluso sistemas de regado) comunicarse entre sí y dar prioridad a sus necesidades.
Hasta tal punto las computadoras forman parte de nuestra vida, que podríamos llegar a pensar que la vida pasa por ellas. Como escuché decir alguna vez “Si no estás en Google, no existes”. Y si bien Google puede ser una buena herramienta para buscar información instantáneamente, nunca puede traer sabiduría. Lo mismo sucede con las redes sociales. Sí bien pueden ser una herramienta para conectar a las personas, nunca suplantarán la interacción cara a cara. De hecho, la adicción a las computadoras y a las redes sociales genera aislamiento, baja autoestima e, incluso, depresión.
Así como la Biblia afirma que la historia de este mundo no terminará por causa de una falla informática, sino por la irrupción sobrenatural de la segunda venida de Cristo, la plenitud de una vida renovada por Dios y enriquecida por la interacción con nuestros seres amados también pasa fuera de Google, Facebook, Twitter, Instagram, Snapchat o cualquier otra red social. Y así como estas nunca pueden suplantar la real interacción con nuestros seres queridos, no existe una aplicación específica para conectarnos virtualmente con Dios.
Hoy, te invito a utilizar los dos verdaderos canales de comunicación con Dios: la oración y el estudio de la Biblia, para cultivar la única relación genuina que puede traer paz y felicidad a tu vida. MB
Tomado de lecturas devocionales para Jóvenes 2017
UN DÍA HISTÓRICO
Por: Pablo Ale – Marcos Blanco
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