“En su mano derecha tenía siete estrellas. […] Su cara era como el sol cuando brilla en todo su esplendor. Al verlo, caí a sus pies como muerto. Pero él, poniendo su mano derecha sobre mí, me dijo: ‘No tengas miedo; yo soy el primero y el último’ “ (Apoc. 1: 16,17).
¿Te gusta observar las estrellas? ¡A mí me encanta! Pero ¿sabías que en el cielo hay muchas estrellas que no podemos ver? Están en el espacio, pero no podemos verlas. ¿Quieres saber por qué no las podemos ver? No, no es porque seamos miopes; es porque ya no brillan. Por eso se las llama “estrellas muertas”. Digamos que ocurre que se les acabó la “gasolina”; aunque a las estrellas no las hace brillar la gasolina sino la energía que toman del Sol. Cuando esa energía se les acaba, dejan de brillar. Es como si murieran.
Hay otras estrellas que tampoco podemos ver porque están demasiado lejos de nosotros, y su luz no llega hasta el planeta Tierra. Gracias a que existe un instrumento llamado telescopio, podemos ver más allá de lo que a simple vista podríamos.
¿Te has dado cuenta de que existe otro tipo de “estrellas”? Son las personas famosas, como cantantes, actores de cine o deportistas muy triunfadores. ¿Por qué se les llama estrellas? Porque brillan mucho; hacen cosas grandiosas, dignas de admirar, que muy poca gente, o nadie, ha logrado hacer antes. A veces, podemos pensar que esas personas valen más que nosotros porque “brillan” más, pero no es así. Al igual que las estrellas del firmamento, también se pueden apagar. Y de hecho, se apagan. Caen en la droga y mueren jóvenes; manejan mal su dinero y van a la ruina; no educan bien a sus hijos y acaban en un escándalo familiar; no pueden ser fieles y se casan un montón de veces- Esas “estrellas” tal vez brillen ante la luz de los focos, pero no brillan desde el punto de vista de un carácter cristiano.
La única estrella que brilla con luz propia y que no se apaga nunca es Jesús. Cuanto más uno lo conoce, más brilla su luz. Y cuanto más uno lo imita, más brillamos ante el mundo. ¿Quieres ser una estrella de Jesús? Pues absorbe toda la luz que puedas de él y refléjala ante el mundo. No seas nunca una estrella muerta.
Tomado de lecturas devocionales para Menores 2017
¡SALTA!
Por: Patricia Navarro
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