Durante mi segundo año en la universidad, finalmente había ahorrado suficiente dinero como para comprarme ¡mi primer automóvil! Aquel auto plateado brillaba en el estacionamiento de la residencia universitaria.
Cuando llegó la primera vacación, tomé las llaves y partí ansioso hacia mi casa.
Todo iba bien hasta que me acerqué a una parada de camiones. Vi que un automóvil estaba saliendo de la parada, pero había una señal de alto y el conductor estaba esperando para poder salir. Yo tenía la prioridad, así que continué avanzando a unos 70 kilómetros por hora.
Entonces, justo cuando estaba a punto de pasar por ese lugar, el auto salió frente a mí. Pisé el freno con todas mis fuerzas, pero no había suficiente espacio para parar. Choqué contra el auto, y mi pequeño Mazda dio varias vueltas.
Afortunadamente, no me lastimé, pero como siempre había oído que si eres tú el que le da al otro, la culpa es tuya, imaginé que me pondrían una multa. Sin embargo, luego de obtener declaraciones de testigos, el agente de policía me dijo:
-Voy a citar a la otra conductora. Está claro que la culpa es de ella, pues no respetó que tú tenías la prioridad.
¡Qué alivio! El seguro cubría un vehículo nuevo, y mi historial permanecía limpio.
A menudo he pensado en esa frase: «No respetó que tú tenías la prioridad» ¿Quién ha infringido tu prioridad últimamente?
Quizá tú estabas por dar un salto en un partido, alguien se abalanzó sobre ti y, al bloquear tu salto, hizo que cayeras al suelo y te dieras un golpe en la cabeza. O quizá te postulaste para ser el delegado de tu curso, y otro estudiante (que no quería el puesto tanto como tú) se postuló y ganó.
¿Has irrespetado tú la prioridad de otra persona alguna vez? ¿Has impedido que un profesor, un padre o un amigo lograran sus objetivos y tuvieran éxito? Quizá tu interrupción en clase puso nervioso al profesor, o el hecho de haber dejado para último momento tu contribución a un proyecto grupal hizo que todos obtuvieran una baja calificación.
Hoy démosles a los demás la prioridad; incluso cuando no la tengan. Tiene sentido hacerlo al conducir… y en la vida también. Lori
«Cada uno debe velar no solo por sus propios intereses, sino también por los intereses de los demás» (Fil. 2:4).
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADOLESCENTES
“UNA IDEA GENIAL”
Por: Kim Peckham
Lecturas Devocionales para Adolescentes en 2020.
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