David, el
muchacho que venció al gigante Goliat, desarrolló inusuales virtudes mientras
cuidaba de las ovejas: la bravura, el atrevimiento y la voluntad. Una
combinación extraordinaria. David era un ser sensible pero fuerte y valiente,
un adolescente que se atrevía a pelear con leones y osos para defender al
rebaño que con paciencia y amor cuidaba (1 Samuel 17:34-36). En medio del
campo, sus dedos tañían las cuerdas de su pequeña arpa; al fondo se escuchaban
los balidos de las ovejas que parecían como nubes caminando por la tierra. De
repente, se detenía para escuchar algún sonido que le era desconocido y
permanecía atento. A lo lejos, muy cerca de alguna indefensa y despistada
oveja, un oso esperaba el mejor momento para abalanzarse sobre su presa.
Entonces, David se preparaba para atacar al depredador antes de que pudiera
caer sobre la oveja. Soltaba el arpa, levantaba los ojos al cielo y clamaba a
Dios para que lo ayudara en su hazaña. En varias ocasiones alejó a las bestias
de sus rebaños. Lo curioso es que ni su padre ni sus hermanos creían sus
relatos sobre cómo había vencido osos y leones defendiendo a las ovejas. Para
ellos, David todavía era muy joven. Pero eso no le afectaba; él sabía muy bien
que tenía madera de campeón. Dios complementaba la fuerza y él aportaba la
actitud correcta.
Pero el libro de
Proverbios comenta que hay jóvenes que parecen programados para el fracaso, que
caen derrotados antes de que el árbitro pite el inicio del juego, convencidos
de su sombrío destino. Es muy cómodo asumir ese tipo de actitudes, ya que te
libra de clamar al Dios del cielo suplicando su ayuda, te evita esforzarte al
máximo para enfrentar tus desafíos, te exime de avanzar por la accidentada ruta
del camino estrecho. Es cierto. Es más fácil rendirse ante los cómodos
ambientes e intentar nuevas conquistas. Así se va conformando una actitud
perdedora que invade la vida de millones de jóvenes y los programa para la
derrota en los distintos ámbitos de la existencia.
David rehusó ser
un perdedor. Enfrentó sus grandes desafíos, que lo prepararon para el gran reto
de su vida: el gigante Goliat. Después de aquella victoria, su vida nunca
volvió a ser la misma.
Pide hoy al Señor
que te ayude a superar tus temores y te dé valor para enfrentar tus retos.
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA JÓVENES 2020
UNA NUEVA VERSIÓN
DE TI
Alejandro Medina Villarreal
Lecturas devocionales para Jóvenes 2020
No hay comentarios:
Publicar un comentario