Nazneen era una
jovencita de solo catorce años cuando fue prometida a Aasir, quien tenía
dieciocho años. Aunque los dos jóvenes no pasaban mucho tiempo juntos, ambos
albergaban sueños maravillosos de matrimonio dichoso, rodeados de hijos en un
ambiente feliz y con un futuro venturoso. A pesar de su juventud, Nazneen era
capaz de amar de corazón a su prometido. Aasir era bondadoso y apuesto con un
trabajo decente y con toda probabilidad de ser un excelente marido. Y todo
podría haber sido así a no ser por lo que ocurrió una noche. A las dos de la
madrugada entraron ladrones en la casa de Nazneen. Amordazaron a sus padres, se
apropiaron de todo objeto de valor y encontraron a Nazneen y a sus dos hermanas
pequeñas asustadas en el dormitorio. Los malhechores tomaron a la chica mayor
con intenciones de violarla. Como Nazneen sabía la trágica consecuencia de tal
acto, agarró un cuchillo y a gritos les dijo que, como siguieran en su intento,
ella se quitaría la vida. Los ladrones se amedrantaron y huyeron con el botín
sin deshonrar a la muchacha. Cuando Aasir y su familia supieron del suceso,
dijeron que la joven estaba ya “usada” y no era digna de casarse con Aasir. La
boda nunca se celebró.
Aasir y su
familia no repudiaron a la joven por haber sido violada, sino por haber sido
objeto de un intento fallido de violación. La virginidad es una condición de
altísima estima en muchas sociedades y culturas del presente y del pasado. Lo
era también en el pueblo de Israel. Si se descubría que una recién casada no
era virgen y había evidencia de su culpabilidad, debía ser apedreada (Deut.
22:13-21).
El libro de Oseas
muestra abiertamente, para que lo entienda bien cualquier defensor de la
virginidad y de la fidelidad, que el Dios del universo está dispuesto a casarse
con un pueblo adúltero, una vez se haya arrepentido. Está dispuesto a perdonar
transgresiones que algunos pueblos castigan con la muerte para recuperar el
honor de la familia.
La actitud de
Dios presentada en el libro de Oseas desmonta cualquier forma violenta de
restaurar el honor y perdona a la mujer errada: su pueblo escogido. Por
supuesto que Dios aplica el justo castigo (Ose. 2:13), pero luego la seduce, la
lleva al desierto, habla a su corazón (vers. 14) y se casa con ella (vers. 19).
¡Qué hermosa lección de amor y perdón para que la apliquemos a nuestras
costumbres y tradiciones!
DEVOCIÓN MATUTINA
PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020
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