«Con toda humildad y mansedumbre, soportándoos con paciencia los unos a los otros en amor, procurando mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz» (Efesios 4: 2-3).
En el estado de Utah (EE. UU.), hay una alameda bautizada con el nombre de Pando, que supone un fenómeno de mucho interés para los amantes de la naturaleza. Este bloque de álamos ocupa una superficie de 43 hectáreas y contiene unos cuarenta mil troncos. Lo sorprendente es que todos ellos están conectados bajo tierra por un sistema de raíces unitario, constituyendo un cuerpo de 6.600 toneladas de materia viva, el ser vivo singular más pesado del planeta. Todas las raíces, troncos, ramas y hojas de Pando tienen la misma configuración genética, ya que su reproducción es por clonación. A pesar de todo, la apariencia de cada tronco, rama y hoja no es idéntica y ofrece bastante variedad.
Cuando hay un incendio que afecta una parte de la alameda, las raíces envían nuevos brotes que pronto se convierten en jóvenes troncos que llegarán a ser árboles maduros. Lo mismo ocurre si hay una plaga que afecte a la colonia: el sistema de raíces se defiende en conjunto para desplazar la amenaza y reemplazar cualquier tejido muerto.
El versículo de hoy exalta la unidad: «Mantener la unidad del Espíritu en el vínculo de la paz>>. De la misma manera en que Pando mantiene la unidad con una savia viva y unida por el mismo ADN, el apóstol también propone elementos en las comunidades para conseguir paz y unidad: «Humildad y mansedumbre».
La humildad es un elemento básico en las buenas relaciones y la preservación de la unidad. Los coreanos, por ejemplo, se saludan con una pequeña reverencia para mostrar respeto mutuo. El observador externo puede no apercibirse de que la reverencia varía en inclinación y en duración, dependiendo de la categoría social de las personas. De esta forma, los ancianos (muy respetables en dicha cultura) o el jefe de una empresa reciben una inclinación más pronunciada que alguien sin categoría social. Con la demostración abierta de la humildad de uno hacia otro se evitan muchos problemas entre la gente.
Jesús nos invita a la humildad en declaraciones como, <<el que se humilla será enaltecido» (Mateo 23: 12); <<Si alguno quiere ser el primero, será el último de todos>> (Marcos 9: 35); «Cuando seas convidado, ve y siéntate en el último lugar» (Lucas 14: 10); <<Bienaventurados los pobres en espíritu>> (Mateo 5: 3).
La humildad es un rasgo de gran valor en el contexto cristiano, pero también es como una sabia que mantiene unidad y equilibrio en toda relación. Ponlas en práctica y no te arrepentirás.
DEVOCIÓN MATUTINA PARA ADULTOS 2020
UN CORAZÓN ALEGRE
Julián Melgosa y Laura Fidanza
Lecturas devocionales para Adultos 2020
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