Enviaron, pues, las hermanas, para decir a Jesús: «Señor, he aquí el que amas está enfermo». Juan 11:3
Cómo debemos reaccionar cuando Dios no responde a nuestra súplica inmediatamente? ¿Cuál debiera ser nuestra actitud cuando esperamos que Dios 'actué y nada parece ocurrir? Cuando llamamos y no hay respuesta, cuando tocamos a la puerta y no se abre, cuando la ayuda implorada no llega, ¿qué hacer?
Cómo debemos reaccionar cuando Dios no responde a nuestra súplica inmediatamente? ¿Cuál debiera ser nuestra actitud cuando esperamos que Dios 'actué y nada parece ocurrir? Cuando llamamos y no hay respuesta, cuando tocamos a la puerta y no se abre, cuando la ayuda implorada no llega, ¿qué hacer?
En vez de pensar que Dios no escucha, que nuestras oraciones no van más allá del techo, que nos ha abandonado, o que el milagro no se produce porque somos malos, mostremos plena confianza en su amor.
Jesús recibió el mensaje de que su amado amigo estaba enfermo. La Biblia parece enfatizarlo: «Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Juan 11:35). Además, se menciona que, frente a la tumba de Lázaro, «Jesús lloró» (Juan 11:35). Y los Judíos dijeron: «Mirad cómo le amaba» (Juan 11: 36).
No importa las circunstancias que tengas que enfrentar. No importa cuan oscura sea la noche de la prueba. De una cosa puedes estar plenamente seguro: ni siquiera por un instante eres ajeno al amor de tu Padre celestial.
El mensaje que las hermanas de Lázaro le enviaron a Jesús no incluía la petición de que acudiera a Betania. Tampoco se decía que lo esperaran urgentemente. Eso era innecesario. Sus amigos sabían muy bien que la prueba, la enfermedad, el sufrimiento y el dolor de su amigo Lázaro harían que Jesús viniera rápidamente. Tenían confianza en su amor. Sabían que con solo comunicarle que había una necesidad, él respondería.
Podemos atravesar por muchas experiencias trágicas en la vida y experimentar muchas situaciones indeseables, pero, a pesar de todo lo que ocurra, del vacío, del abandono, del desprecio que tengamos que experimentar, nunca debemos olvidar una cosa: Jesús nos ama. Sufre por nosotros, y llora con nosotros. Todas las relaciones de Dios con nosotros están presididas por el amor. Jesús no respondió a María y a Marta como ellas esperaban que lo hiciera. Fue una severa prueba para su fe en Jesús. Aunque tardara cuatro días o un año en resolver el problema, ellas debían confiar en su amor. La tardanza de Jesús se debía a que tenía un propósito de misericordia hacia ellas y hacia Lázaro.
Cualquiera sea la manera en que Dios haya decidido resolver tu problema hoy, confía plenamente en que él te ama, que está contigo y nunca te dejara solo o sola, en las horas de angustia de tu vida.
Tomado de la matutina Siempre Gozosos
Jesús recibió el mensaje de que su amado amigo estaba enfermo. La Biblia parece enfatizarlo: «Y amaba Jesús a Marta, a su hermana y a Lázaro» (Juan 11:35). Además, se menciona que, frente a la tumba de Lázaro, «Jesús lloró» (Juan 11:35). Y los Judíos dijeron: «Mirad cómo le amaba» (Juan 11: 36).
No importa las circunstancias que tengas que enfrentar. No importa cuan oscura sea la noche de la prueba. De una cosa puedes estar plenamente seguro: ni siquiera por un instante eres ajeno al amor de tu Padre celestial.
El mensaje que las hermanas de Lázaro le enviaron a Jesús no incluía la petición de que acudiera a Betania. Tampoco se decía que lo esperaran urgentemente. Eso era innecesario. Sus amigos sabían muy bien que la prueba, la enfermedad, el sufrimiento y el dolor de su amigo Lázaro harían que Jesús viniera rápidamente. Tenían confianza en su amor. Sabían que con solo comunicarle que había una necesidad, él respondería.
Podemos atravesar por muchas experiencias trágicas en la vida y experimentar muchas situaciones indeseables, pero, a pesar de todo lo que ocurra, del vacío, del abandono, del desprecio que tengamos que experimentar, nunca debemos olvidar una cosa: Jesús nos ama. Sufre por nosotros, y llora con nosotros. Todas las relaciones de Dios con nosotros están presididas por el amor. Jesús no respondió a María y a Marta como ellas esperaban que lo hiciera. Fue una severa prueba para su fe en Jesús. Aunque tardara cuatro días o un año en resolver el problema, ellas debían confiar en su amor. La tardanza de Jesús se debía a que tenía un propósito de misericordia hacia ellas y hacia Lázaro.
Cualquiera sea la manera en que Dios haya decidido resolver tu problema hoy, confía plenamente en que él te ama, que está contigo y nunca te dejara solo o sola, en las horas de angustia de tu vida.
Tomado de la matutina Siempre Gozosos
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