Todos nosotros somos como un hombre impuro; todas nuestras buenas obras son como un trapo sucio; todos hemos caído como hojas marchitas, y nuestros crímenes nos arrastran como el viento isaías 64: 6
Mira el noticiario de la noche. No pasará mucho tiempo hasta que te des cuenta de que hay muchas malas personas andando por las calles. Estoy muy satisfecha de ser una persona decente. La policía debe estar encantada con personas como yo. Conduzco ton prudencia, pago mis multas y respeto la propiedad de los demás. Pero, aun así, soy una pecadora sin esperanza. No porque haga cosas malas, sino por las cosas soy capaz de hacer. ¿Te acuerdas de los fariseos? Eran la policía religiosa de la época de Jesús. Centraban su vida en guardar la ley. Creían que si todo el pueblo de Dios fuese capaz de guardar la ley un solo día, vendría el Mesías. Por eso se esforzaban con ahínco para guardar los mandamientos. Su apariencia exterior era la de personas tremendamente espirituales. Pero cuando las circunstancias fueron las adecuadas, revelaron su verdadero carácter y mataron a Jesús. Ese pensamiento asusta. La buena gente, religiosa, seguidora de Dios, capaz él asesinar... Siempre he sido cristiana. Para mí era fácil pensar que no necesitaba un salvador. Recuerdo que pensaba. «Jesús no tiene que preocuparse por mí. Leo la Biblia, guardo los, mandamientos y voy a la iglesia el día correcto. Puedo cuidar de mí misma. Puede basar el tiempo intentando salvar a los pecadores empedernidos». Pero todos somos pecadores empedernidos, incluso los que vamos a la iglesia y deseamos vivir correctamente. Todos tenemos una tendencia natural al pecado. Incluso dejando de cometer malas acciones seríamos pecadores por naturaleza. Nuestra única esperanza es darnos cuenta de nuestra verdadera condición y pedirle a Jesús que nos dé su justicia.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble
Mira el noticiario de la noche. No pasará mucho tiempo hasta que te des cuenta de que hay muchas malas personas andando por las calles. Estoy muy satisfecha de ser una persona decente. La policía debe estar encantada con personas como yo. Conduzco ton prudencia, pago mis multas y respeto la propiedad de los demás. Pero, aun así, soy una pecadora sin esperanza. No porque haga cosas malas, sino por las cosas soy capaz de hacer. ¿Te acuerdas de los fariseos? Eran la policía religiosa de la época de Jesús. Centraban su vida en guardar la ley. Creían que si todo el pueblo de Dios fuese capaz de guardar la ley un solo día, vendría el Mesías. Por eso se esforzaban con ahínco para guardar los mandamientos. Su apariencia exterior era la de personas tremendamente espirituales. Pero cuando las circunstancias fueron las adecuadas, revelaron su verdadero carácter y mataron a Jesús. Ese pensamiento asusta. La buena gente, religiosa, seguidora de Dios, capaz él asesinar... Siempre he sido cristiana. Para mí era fácil pensar que no necesitaba un salvador. Recuerdo que pensaba. «Jesús no tiene que preocuparse por mí. Leo la Biblia, guardo los, mandamientos y voy a la iglesia el día correcto. Puedo cuidar de mí misma. Puede basar el tiempo intentando salvar a los pecadores empedernidos». Pero todos somos pecadores empedernidos, incluso los que vamos a la iglesia y deseamos vivir correctamente. Todos tenemos una tendencia natural al pecado. Incluso dejando de cometer malas acciones seríamos pecadores por naturaleza. Nuestra única esperanza es darnos cuenta de nuestra verdadera condición y pedirle a Jesús que nos dé su justicia.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble
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