Ahora vemos de manera indirecta, como en un espejo, y borrosamente; pero un día veremos cara a cara. Mi conocimiento es ahora imperfecto, pero un día conoceré a Dios como él me ha conocido siempre a mi. 1 Corintios 13: 12 Ayer hablamos de cómo dios va a cambiar nuestro aspecto físico cuando regrese. ¿No te inquieta un poco? Las personas que pasan por la cirugía plástica tienen que esperar días, y a veces semanas, para poder ver cuánto han cambiado. La inflamación debe desaparecer y los ojos amoratados deben sanar. Poco a poco se van habituando a su nuevo aspecto. Pero cuando Jesús venga, el cambio sucederá en un abrir y cerrar de ojos. ¿Piensas que tendrás problemas para reconocer a tus amigos y a los miembros de tu familia después de que Jesús los haya renovado? ¿Puedes imaginarte a la abuelita con el aspecto de una joven que podría ser tu hermana mayor? ¿En el cielo tendremos todos un aspecto tan diferente que las personas tendrán que llevar etiquetas con el nombre para poder saber quiénes son? Cada semana el periódico dominical tiene fotografías de parejas que celebran las bodas de oro. A veces también incluyen una fotografía tomada el día de su boda. Ninguno de ellos tiene exactamente el mismo aspecto que tenía hace cincuenta años, pero su aspecto es muy parecido. Yo pienso que en el cielo será así. Las personas que conocemos en la tierra serán todavía ellas mismas, solo que mejor. Por primera vez en la vida, nuestra naturaleza pecaminosa no se entrometerá en nuestras amistades. El cerebro nos funcionará a la perfección y nos entenderemos mejor. No nos sentiremos celosos o inseguros. Confiaremos unos en otros y no temeremos decir nada inconveniente. ¿Nos conoceremos unos a otros en el cielo? Yo creo que no seremos capaces de conocernos unos a otros hasta que lleguemos al cielo. Tomado de la Matutina El viaje Increíble.
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