sábado, 15 de agosto de 2009

PARA ANDAR EN EL TEMOR DEL SEÑOR

El día que estuviste delante de Jehová tu Dios en Horeb, cuando Jehová me dijo: «Reúneme el pueblo, para que yo les haga oír mis palabras, las cuales aprenderán, para temerme todos los días que vivieren sobre la tierra, y las enseñarán a sus hijos». Deuteronomio 4:10

Cómo podemos andar en el temor del Señor, como decíamos ayer, si nuestra cultura perdió el sentido de su santidad? Esa idea se ha infiltrado también, por desgracia, en algunas iglesias.

Nadie puede temer a Dios sí no tiene un claro concepto de la seriedad del pecado. La tolerancia y el respeto por la libertad de los demás, que es uno de los valores morales de nuestro tiempo, se ha convertido en una debilidad, porque es tolerancia con el mal, no con las personas, y lo mismo puede llegar a ocurrir en muchas de nuestras iglesias. Muchas personas simplemente ignoran la seriedad del pecado. Se ríen de él, como si se tratara de un simple pasatiempo. Otros parecen usar el argumento de que todos lo hacen y que eso es, simplemente, parte de la vida en el mundo del siglo XXI. Otros se justifican diciendo que su pecado no es tan malo comparado con lo que otros hacen.
Para Adán, su pecado era responsabilidad de Dios. Para Eva su pecado no era su problema, sino de la serpiente. Para Abraham su pecado fue una estrategia para resolver un problema. Para Caín su pecado de asesinar a su hermano Abel era un asunto sin importancia. Dios dice que destruirá al hombre por causa de su pecado y que espera con mucha misericordia y paciencia que los hombres se arrepientan. Si no hay arrepentimiento, Dios destruirá al pecador junto con el pecado. Dios se toma muy en serio su trato con el pecado. Tan en serio que envió a su Hijo a morir en una cruz romana. Satanás está trabajando para destruirnos. Cuando no vivimos en el temor de Dios, vamos derechos a caer en las garras de Satanás.
¿Dónde recuperamos el concepto de andar en el temor del Señor? En la Palabra de Dios, escuchándola con reverencia y dándole una alta prioridad en nuestra vida. El temor de Dios será grabado en nosotros solo si la Palabra es plantada en nuestros corazones. Caminar en el temor del Señor es una elección: «Por cuanto aborrecieron la sabiduría y no escogieron el temor de Jehová» (Prov. 1: 29). Debemos adoptar la decisión de temerlo a él. La Palabra de Dios siempre nos llevará a una crisis de decisión entre lo bueno y lo malo, entre la verdad y la mentira.
¿Cuál será tu decisión este día? Hoy tendrás que decidir entre muchas cosas. Decídete por el temor de Dios.

Tomado de la Matutina Siempre Gozosos.

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