viernes, 7 de agosto de 2009

UNA NUEVA VIDA

Por lo tanto, el que está unido a Cristo es una nueva persona. Las cosas viejas pasaron; se convirtieron en algo nuevo. 2 Comimos 5: 17.

Cuando tienes entre veinte y treinta crisálidas de monarca colgando a la vez en el acuario, cuesta mucho mantener la cabeza centrada en el trabajo de la escuela. No quieres perderte el momento en que nace una mariposa. Pero eso sucede muy rápidamente. Si no andas con cuidado, puede que te lo pierdas. La pista más clara de que una mariposa está a punto de salir es el cambio de color do la crisálida. Cuando la crisálida se forma, tiene un color verde claro y una corona dorada en la parte superior. Pero, a medida que pasan los días, se vuelve casi negra. Lo que ves son las alas negras y calabaza de la mariposa que se están formando en el interior. Cuando la mariposa está apunto para deja su confortable hogar, empuja las paredes do la crisálida hasta que se resquebraja. Luego sale fuera. Pero no te sorprendas de ver lo que veas. Una mariposa recién nacida no se parece en nada a la criatura en que se transformará finalmente. Aferrándose a su crisálida de fino papel, la mariposa, con el abdomen hinchado y las alas encogidas, empieza a balancearse adelante y atrás. Mueve la sangre desde el cuerpo hacia las alas, las cuales, lentamente, se expanden y toman forma. En unos minutos, La criatura deforme y extraña se transforma en una monarca real. La criatura, que unos días antes trepaba por una planta de algodoncillo, ahora puede volar por el aire. Cada vez que veo el nacimiento de una mariposa monarca me acuerdo de lo que Jesús quiere hacer por cada uno de sus hijos. Bastaría con que se lo permitiésemos para que nos librase de nuestro yo pecador y nos convirtiera en criaturas completamente nuevas. Instintivamente, las orugas de monarca se someten a una transformación. Nosotros, sin embargo, debemos escoger el cambio. ¿Lo has escogido?

Tomado de la Matutina el Viaje Increíble.

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