Más bien, profesando la verdad en el amor, debemos crecer en todo hacia Cristo, que es la cabeza del cuerpo, Efesios 4: 15
Greg trabajaba como monitor en un campamento de verano. Disfrutaba todos y cada uno de los minutos. Cuando notó por primera vez el bulto en el cuello, se imaginó que sería un granito más como los que hoy están y mañana han desaparecido. Por eso se puso un medicamento para el acné. Unos días más tarde, Greg se dio cuenta de que seguía teniendo el grano. Solo que era mucho mayor que antes. Y él no era el único que lo había visto. De hecho, la mayoría de las personas del campamento no podían hacer otra cosa. Todos sentían pena por Greg pero al mismo tiempo tenían la esperanza de que, fuese lo que fuese, no fuera infeccioso. Finalmente, Greg cubrió el bulto con una venda. Pero seguía creciendo y, a medida que crecía, se hacía más molesto y doloroso. El misterio del extraño bulto se resolvió una mañana mientras Greg se afeitaba. Mientras se miraba al espejo, le pareció que el bulto se movía. Tras una inspección más cuidadosa, se dio cuenta de que algo salía del bulto. En el centro había dos antenas que se abrían camino hacia el exterior. No pudo resistir más sinsabor qué era. Exprimió el bulto y consiguió expulsar un insecto. Greg sentía mucho asco —bueno, ¿y tú no lo sentirías?—, pero al mismo tiempo estaba aliviado. Sacar fuera ese bicho permitió que la piel se curara y desapareciera el dolor. A veces hay cosas que se nos "meten debajo de la piel" y nos molestan de verdad. Quizá pienses que el maestro no siempre es justo, o que tus papas le dan a tu hermano o hermana más privilegios que a ti. En lugar de querer esconder tus sentimientos, es mejor que hables de ellos. Muchas veces basta con decir cómo te sientes para que la frustración desaparezca. La mayoría de las cosas que nos disgustan se suelen olvidar en uno o dos días. Pero si algo sigue molestándote, sácalo a la luz y habla ello.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
Greg trabajaba como monitor en un campamento de verano. Disfrutaba todos y cada uno de los minutos. Cuando notó por primera vez el bulto en el cuello, se imaginó que sería un granito más como los que hoy están y mañana han desaparecido. Por eso se puso un medicamento para el acné. Unos días más tarde, Greg se dio cuenta de que seguía teniendo el grano. Solo que era mucho mayor que antes. Y él no era el único que lo había visto. De hecho, la mayoría de las personas del campamento no podían hacer otra cosa. Todos sentían pena por Greg pero al mismo tiempo tenían la esperanza de que, fuese lo que fuese, no fuera infeccioso. Finalmente, Greg cubrió el bulto con una venda. Pero seguía creciendo y, a medida que crecía, se hacía más molesto y doloroso. El misterio del extraño bulto se resolvió una mañana mientras Greg se afeitaba. Mientras se miraba al espejo, le pareció que el bulto se movía. Tras una inspección más cuidadosa, se dio cuenta de que algo salía del bulto. En el centro había dos antenas que se abrían camino hacia el exterior. No pudo resistir más sinsabor qué era. Exprimió el bulto y consiguió expulsar un insecto. Greg sentía mucho asco —bueno, ¿y tú no lo sentirías?—, pero al mismo tiempo estaba aliviado. Sacar fuera ese bicho permitió que la piel se curara y desapareciera el dolor. A veces hay cosas que se nos "meten debajo de la piel" y nos molestan de verdad. Quizá pienses que el maestro no siempre es justo, o que tus papas le dan a tu hermano o hermana más privilegios que a ti. En lugar de querer esconder tus sentimientos, es mejor que hables de ellos. Muchas veces basta con decir cómo te sientes para que la frustración desaparezca. La mayoría de las cosas que nos disgustan se suelen olvidar en uno o dos días. Pero si algo sigue molestándote, sácalo a la luz y habla ello.
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
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