martes, 29 de septiembre de 2009

YA LO HARÉ LUEGO

En el momento oportuno te escuché; en el día de la salvación te ayude. 2 Corintios 6:2.

Dejar las cosas para más tarde no siempre es malo. A veces, puede llegar a ser la elección más inteligente. Cuando te enfadas y tienes la sensación de perder los nervios, el «Hazlo ahora» puede que no sea la opción más aconsejable. Al esperar un poco tienes la posibilidad de calmarte. Pero la mayoría de las veces, siempre que dejamos las cosas para más tarde, solemos agravar el problema. Ese es el caso cuando de entregar la vida a Jesús se trata. Veamos cada una de las razones para demorar una resolución y cómo están relacionadas con nuestra decisión de ser cristianos.
1. Miedo al fracaso: «¿Cómo podré vivir una vida perfecta? Es demasiado difícil. ¿Qué pasa si me hago cristiano y acabo perdiendo la vida? También puedo hacer lo que me plazca sin tener que sentirme culpable».
2. Temor al éxito: «Si me hago cristiano la gente esperará que sea perfecto; y eso es imposible».
3. Falta de autodisciplina: «Quiero divertirme. Pero ser cristiano significa decir no a muchas cosas que parecen francamente atractivas. La vida sería mucho más divertida si pudiese hacer cualquier cosa que me apeteciera y no tuviese que obedecer tantas normas».
¿Te das cuenta de qué tienen en común todos esos argumentos? Todos están centrados en el yo: «Cómo puedo...», «Y si me hago...», «Quiero...» En lugar de preocuparte por lo que tienes que hacer o dejar de hacer, acude a Jesús y dejar que él se ocupe de todos los detalles. Nuestra tarea no es hacernos buenos, sino permitir que Jesús tome el control. Si cada día nos damos a él, empezaremos a ver que en la vida se producen cambios emocionantes. No aplaces más esta decisión tan importante. Tómala ahora.

Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.

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