Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas (Cantares 2: 12).
La jardinería es relajante y distrae la mente de las actividades comunes. Es un buen ejercicio que hace sudar incluso a los que no sudan. Además, se trata de trabajar en la naturaleza, el otro libro de Dios. La tierra debe prepararse antes de trabajar en ella para sembrar cualquier planta. Si el terreno es pobre puede ser necesario agregarle buena tierra. Los cuidados y dedicación siguen cuando quitamos piedras, hierbas, y todo aquello que dañe a las nuevas plantas. Ante todo se necesita tiempo para el trabajo y para conseguir todo el material necesario. Con estas exigencias la jardinería acaba poniéndole un alto al trajín diario. Pero no todo es trabajar y esforzarse. No culmina la obra cuando ya está todo plantado. El grato final es ver los frutos del esfuerzo. El resultado pueden ser flores de muchos colores: algunas amarillas, otras rojas, anaranjadas, moradas y blancas, y claro, ¡olorosas! El perfume agradable que se esparce da una sensación de felicidad. Es una impresión placentera que se inicia en la nariz y es seguida de los ojos al contemplar la belleza incomprensible de las flores Este ejercicio, aunado a los sentimientos de satisfacción, paz y alegría fortalecerá tu salud, mejorará tu carácter. Tu mente se elevará al pensar en la grandeza de nuestro Dios, quien creó la naturaleza para nosotros por amor. Te invito a que disfrutes de la jardinería. Aprenderás muchas lecciones de la naturaleza que te elevarán tu mente, las cuales fortalecerán tu vida espiritual. Mientras trabajas recuerda que Dios está obrando en cada una de nosotras. ¡Qué milagros tan maravillosos veremos y experimentaremos! Como dice el versículo: «Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas» (Cant. 2: 12). ¿No te gustarla experimentarlo?
La jardinería es relajante y distrae la mente de las actividades comunes. Es un buen ejercicio que hace sudar incluso a los que no sudan. Además, se trata de trabajar en la naturaleza, el otro libro de Dios. La tierra debe prepararse antes de trabajar en ella para sembrar cualquier planta. Si el terreno es pobre puede ser necesario agregarle buena tierra. Los cuidados y dedicación siguen cuando quitamos piedras, hierbas, y todo aquello que dañe a las nuevas plantas. Ante todo se necesita tiempo para el trabajo y para conseguir todo el material necesario. Con estas exigencias la jardinería acaba poniéndole un alto al trajín diario. Pero no todo es trabajar y esforzarse. No culmina la obra cuando ya está todo plantado. El grato final es ver los frutos del esfuerzo. El resultado pueden ser flores de muchos colores: algunas amarillas, otras rojas, anaranjadas, moradas y blancas, y claro, ¡olorosas! El perfume agradable que se esparce da una sensación de felicidad. Es una impresión placentera que se inicia en la nariz y es seguida de los ojos al contemplar la belleza incomprensible de las flores Este ejercicio, aunado a los sentimientos de satisfacción, paz y alegría fortalecerá tu salud, mejorará tu carácter. Tu mente se elevará al pensar en la grandeza de nuestro Dios, quien creó la naturaleza para nosotros por amor. Te invito a que disfrutes de la jardinería. Aprenderás muchas lecciones de la naturaleza que te elevarán tu mente, las cuales fortalecerán tu vida espiritual. Mientras trabajas recuerda que Dios está obrando en cada una de nosotras. ¡Qué milagros tan maravillosos veremos y experimentaremos! Como dice el versículo: «Ya brotan flores en los campos; ¡el tiempo de la canción ha llegado! Ya se escucha por toda nuestra tierra el arrullo de las tórtolas» (Cant. 2: 12). ¿No te gustarla experimentarlo?
Lourdes Lozano Gazga
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
Tomado de la Matutina Manifestaciones de su amor.
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