Manténganse constantes en la oración, siempre alerta y dando gracias a Dios. Colosense 4:2.
(Papás: la historia que se desarrollará durante los próximos días puede no ser adecuada para los niños de corta edad a causa de la violencia.)
Una de las historia más emocionantes quejamos me han contado sobre el cuidado de Dios es la que escuché de una misionera retirada, Juanita Kretschmar. Durante uno de sus viajes misioneros, Juanita conoció a cierta dama llamada Norma que le contó un milagro que Dos había obrado en su vida.
Norma era la esposa de un pastor Adventista que trabajaba en un país asediado por la guerra. Estaba muy involucrada con la división infantil de la iglesia. Cuando llegó el momento de empezar un nuevo programa decidió ir a la sede de la Asociación para obtener los materiales necesarios para el siguiente trimestre.
Deposito unas cuantas pertenencias en la maleta y puso la Biblia y el himnario en su estuche. Luego, ella y su hijo de cinco años tomaron el autobús para ir a la oficina de la asociación. En lugar de regresar esa misma noche, se quedaron a dormir en una casa de huéspedes.
Antes de acostarse, Norma y su hijo adoraron a Dios y apagaron la luz.
Poco después de media noche Norma escuchó una voz.
-No duermas. ¡Ora!
Convencida de que Dios le hablaba, Norma se arrodilló junto a la cama. Oró por ella, su esposo y su hijo y toda la familia de su iglesia. Luego volvió a meterse en la cama.
-No duermas. ¡Ora!
Se puso de rodillas otra vez y pidió a Dios que les mostrase si había algún pecado que era preciso confesar. Después de esto oró por sus familiares y por las personas que recibían estudios bíblicos. Una vez más regresó a la cama. Pero la voz habló de nuevo.
-No duermas. ¡Ora!
(Continuará)
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
(Papás: la historia que se desarrollará durante los próximos días puede no ser adecuada para los niños de corta edad a causa de la violencia.)
Una de las historia más emocionantes quejamos me han contado sobre el cuidado de Dios es la que escuché de una misionera retirada, Juanita Kretschmar. Durante uno de sus viajes misioneros, Juanita conoció a cierta dama llamada Norma que le contó un milagro que Dos había obrado en su vida.
Norma era la esposa de un pastor Adventista que trabajaba en un país asediado por la guerra. Estaba muy involucrada con la división infantil de la iglesia. Cuando llegó el momento de empezar un nuevo programa decidió ir a la sede de la Asociación para obtener los materiales necesarios para el siguiente trimestre.
Deposito unas cuantas pertenencias en la maleta y puso la Biblia y el himnario en su estuche. Luego, ella y su hijo de cinco años tomaron el autobús para ir a la oficina de la asociación. En lugar de regresar esa misma noche, se quedaron a dormir en una casa de huéspedes.
Antes de acostarse, Norma y su hijo adoraron a Dios y apagaron la luz.
Poco después de media noche Norma escuchó una voz.
-No duermas. ¡Ora!
Convencida de que Dios le hablaba, Norma se arrodilló junto a la cama. Oró por ella, su esposo y su hijo y toda la familia de su iglesia. Luego volvió a meterse en la cama.
-No duermas. ¡Ora!
Se puso de rodillas otra vez y pidió a Dios que les mostrase si había algún pecado que era preciso confesar. Después de esto oró por sus familiares y por las personas que recibían estudios bíblicos. Una vez más regresó a la cama. Pero la voz habló de nuevo.
-No duermas. ¡Ora!
(Continuará)
Tomado de la Matutina El Viaje Increíble.
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