domingo, 31 de enero de 2010

LA JUSTICIA POR FE EN EL TIEMPO DEL FIN

Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado (Juan 17: 3).

Otro peligro al fallar en la comprensión del mensaje de la justicia de Cristo y el evangelio, es de naturaleza escatológica. Nos gusta hablar de los últimos días. Nos fascina el tema de la crisis final y de los eventos finales. Hasta perseguimos a los predicadores de estos temas de iglesia en iglesia y de auditorio en auditorio. Estamos dispuestos a comprar cualquier publicación o grabación para estar al día con las últimas interpretaciones proféticas. Hasta podemos llegar a tener una especie de complejo de persecución, y a menudo caemos víctimas de los predicadores del «allí viene el lobo», que tanta frustración ha traído a tantos miembros de nuestras iglesias. A veces no entendemos que lo importante no es el conocimiento preciso del fin, sino estar preparados y salir victoriosos cuando el fin llegue.
Pero nunca saldremos airosos en el tiempo de angustia si no entendemos bien los fundamentos del evangelio. Notemos estas palabras: «Si queréis salir incólumes del tiempo de angustia, debéis conocer a Cristo y apropiaros del don de su justicia, la cual imputa al pecador arrepentido» (Mensajes selectos, t. 1, p. 426).
De nada sirve tener fascinación por las profecías apocalípticas del tiempo del fin si no tenemos una experiencia viva con Cristo. De nada sirve la pasión desordenada y el interés enfermizo por saber los detalles relacionados con el fin del tiempo, si no nos hemos apropiado de la justicia de Cristo. Conocer a Cristo personalmente y vestirnos de su incontaminado manto de justicia nos dará la fuerza espiritual para ser vencedores en aquel día.
Por eso nuestro Señor dijo en una ocasión: «Y esta es la vida eterna: que te conozcan a ti, el único Dios verdadero, y a Jesucristo, a quien tú has enviado» (Juan 17: 3). Este conocimiento, sin embargo, no es un concepto abstracto que tenga que ver con un conocimiento filosófico acerca de Dios o de Cristo. Es, más bien, el tener una relación personal y hacer una entrega de fe a la persona de Cristo.

Tomado de Meditaciones Matinales para Adultos
“El Manto de su Justicia”
Autor: L Eloy Wade C
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