Más el fruto del Espíritu es amor, gozo, paz, paciencia, benignidad, bondad, fe, mansedumbre, templanza; contra tales cosas no hay ley (Calatas 5:22, 23).
Tengo el hábito de decir "Buenos días" a todos, de manera feliz y audible. La mayoría de las personas piensa que he ingerido mucha cafeína, a causa de mi alto nivel de energía. Pero estoy tan agradecida de poder ver otro día, que nada puede suprimir mi gozo en la mañana. Sin embargo, durante el día me encuentro con gente que se mueve lentamente, me hace perder el tiempo, hace cosas equivocadas o no muestra decencia en su manera de vestir, en su comportamiento o en sus acciones. Comúnmente no los critico ni hago co¬mentarios al respecto, pero si alguien pudiera leer mi mente, ¿qué pensarían que estuve bebiendo en realidad?
¿Me dieron una inyección de amargura para el desayuno? ¿Hay evidencias de que ingerí envidia en la merienda? ¿Podría alguien detectar el aroma a chismerío en la hora de mi almuerzo? ¿Bebí un vaso grande de discordia en la cena? Después de partir del trabajo, ¿me detengo en algún lugar para intoxicarme con el jugo de la negatividad?
El fruto del Espíritu es la única característica que cualquiera debería notar en los cristianos. Debemos pensar antes de hablar o actuar. Nunca debiéramos dar respuestas rápidas, sin una palabra de oración, porque las palabras dichas sin cuidado podrían destruir nuestra representación de Cristo y de la cristiandad.
Si esperamos representar a Dios en nuestro diario caminar y hablar, no puede ser para nuestra conveniencia; deberíamos beber con gozo el jugo diario del fruto del Espíritu. Este jugo puro consta de permanecer en un espíritu de oración, repetir promesas selectas y palabras de la Biblia en momentos apropiados, y estudiar las Escrituras con vigor y esperanza.
Mira tu propia vida, ¿qué clase de jugo diría la gente que tomaste durante el día? Recuerda que tú eres el único Jesús que algunas personas verán. Si tratas de presentarles a Jesús, ¿ellos dirían: "No gracias; si él es como tú, preferimos no conocerlo"? ¿O te pedirán que los lleves a Jesús, el Hombre que les da paz y esperanza?
Cuando estemos frente a Jesús tendremos que dar cuenta de nuestras ac-ciones, pensamientos y palabras. ¿Qué beberás hoy?
Tengo el hábito de decir "Buenos días" a todos, de manera feliz y audible. La mayoría de las personas piensa que he ingerido mucha cafeína, a causa de mi alto nivel de energía. Pero estoy tan agradecida de poder ver otro día, que nada puede suprimir mi gozo en la mañana. Sin embargo, durante el día me encuentro con gente que se mueve lentamente, me hace perder el tiempo, hace cosas equivocadas o no muestra decencia en su manera de vestir, en su comportamiento o en sus acciones. Comúnmente no los critico ni hago co¬mentarios al respecto, pero si alguien pudiera leer mi mente, ¿qué pensarían que estuve bebiendo en realidad?
¿Me dieron una inyección de amargura para el desayuno? ¿Hay evidencias de que ingerí envidia en la merienda? ¿Podría alguien detectar el aroma a chismerío en la hora de mi almuerzo? ¿Bebí un vaso grande de discordia en la cena? Después de partir del trabajo, ¿me detengo en algún lugar para intoxicarme con el jugo de la negatividad?
El fruto del Espíritu es la única característica que cualquiera debería notar en los cristianos. Debemos pensar antes de hablar o actuar. Nunca debiéramos dar respuestas rápidas, sin una palabra de oración, porque las palabras dichas sin cuidado podrían destruir nuestra representación de Cristo y de la cristiandad.
Si esperamos representar a Dios en nuestro diario caminar y hablar, no puede ser para nuestra conveniencia; deberíamos beber con gozo el jugo diario del fruto del Espíritu. Este jugo puro consta de permanecer en un espíritu de oración, repetir promesas selectas y palabras de la Biblia en momentos apropiados, y estudiar las Escrituras con vigor y esperanza.
Mira tu propia vida, ¿qué clase de jugo diría la gente que tomaste durante el día? Recuerda que tú eres el único Jesús que algunas personas verán. Si tratas de presentarles a Jesús, ¿ellos dirían: "No gracias; si él es como tú, preferimos no conocerlo"? ¿O te pedirán que los lleves a Jesús, el Hombre que les da paz y esperanza?
Cuando estemos frente a Jesús tendremos que dar cuenta de nuestras ac-ciones, pensamientos y palabras. ¿Qué beberás hoy?
Sharon Michael
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken
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