sábado, 27 de febrero de 2010

UNA EXPERIENCIA PROPIA DE SALVACIÓN

Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor. Salmos 40:1-3

El texto parece el resumen de una historia en varios tiempos:

  • Desesperación; sin poder avanzar mientras se trata de caminar.
  • Paciencia: Espera, intervención divina.
  • Cántico: Alabanza.
  • Testimonio.
Nada más poderoso que el testimonio de nuestra propia experiencia de reencuentro con nuestro Salvador. Parece que este Salmo de David es un canto de este tipo de vivencias. Si lees todo el Salmo te darás cuenta que David se siente frustrado, chasqueado de mucha gente a su alrededor. También se siente desilusionado de sí mismo a causa de sus «maldades». Siente temor de sus enemigos.
Una vez enterado de la existencia de un tesoro en un campo, un hombre vende todo lo que tiene. ¿Recuerdas el requisito que Jesús puso al joven rico? Y compra el terreno. Sin duda, cuando entró en la propiedad se dio cuenta que no estaba bien cercada y había muchos matorrales, la tierra era dura y, tal vez, tendría que invertir mucho esfuerzo para poder sembrar en ella. ¿Crees que se puso a mirar todo eso? ¡Claro que no! Se fue directo a buscar el tesoro. ¡Nada lo distrajo!
Supon que, ya con el tesoro en las manos, se comenzó a dar cuenta de la realidad del terreno que había comprado y dijo: «Bueno, ahora me voy con mi tesoro para otra pane». No puede, porque el tesoro representa a Cristo. Y la Biblia enseña que Cristo es la cabeza de la Iglesia; y que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. ¿Verdad que no podemos tener una cabeza sin cuerpo, ni un cuerpo sin cabeza? No dejes de mirar a Cristo y mantente en su Iglesia para que tengas un canto de tu propia experiencia de salvación.
«No hablemos, pues, de nuestra debilidad y falta de eficiencia, sino de Cristo y de su fuerza». MJ 103.

Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna

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