Puse en el Señor toda mi esperanza; él se inclinó hacia mí y escuchó mi clamor. Me sacó de la fosa de la muerte, del lodo y del pantano; puso mis pies sobre una roca, y me plantó en terreno firme. Puso en mis labios un cántico nuevo, un himno de alabanza a nuestro Dios. Al ver esto, muchos tuvieron miedo y pusieron su confianza en el Señor. Salmos 40:1-3
El texto parece el resumen de una historia en varios tiempos:
Una vez enterado de la existencia de un tesoro en un campo, un hombre vende todo lo que tiene. ¿Recuerdas el requisito que Jesús puso al joven rico? Y compra el terreno. Sin duda, cuando entró en la propiedad se dio cuenta que no estaba bien cercada y había muchos matorrales, la tierra era dura y, tal vez, tendría que invertir mucho esfuerzo para poder sembrar en ella. ¿Crees que se puso a mirar todo eso? ¡Claro que no! Se fue directo a buscar el tesoro. ¡Nada lo distrajo!
Supon que, ya con el tesoro en las manos, se comenzó a dar cuenta de la realidad del terreno que había comprado y dijo: «Bueno, ahora me voy con mi tesoro para otra pane». No puede, porque el tesoro representa a Cristo. Y la Biblia enseña que Cristo es la cabeza de la Iglesia; y que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. ¿Verdad que no podemos tener una cabeza sin cuerpo, ni un cuerpo sin cabeza? No dejes de mirar a Cristo y mantente en su Iglesia para que tengas un canto de tu propia experiencia de salvación.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
El texto parece el resumen de una historia en varios tiempos:
- Desesperación; sin poder avanzar mientras se trata de caminar.
- Paciencia: Espera, intervención divina.
- Cántico: Alabanza.
- Testimonio.
Una vez enterado de la existencia de un tesoro en un campo, un hombre vende todo lo que tiene. ¿Recuerdas el requisito que Jesús puso al joven rico? Y compra el terreno. Sin duda, cuando entró en la propiedad se dio cuenta que no estaba bien cercada y había muchos matorrales, la tierra era dura y, tal vez, tendría que invertir mucho esfuerzo para poder sembrar en ella. ¿Crees que se puso a mirar todo eso? ¡Claro que no! Se fue directo a buscar el tesoro. ¡Nada lo distrajo!
Supon que, ya con el tesoro en las manos, se comenzó a dar cuenta de la realidad del terreno que había comprado y dijo: «Bueno, ahora me voy con mi tesoro para otra pane». No puede, porque el tesoro representa a Cristo. Y la Biblia enseña que Cristo es la cabeza de la Iglesia; y que la Iglesia es el cuerpo de Cristo. ¿Verdad que no podemos tener una cabeza sin cuerpo, ni un cuerpo sin cabeza? No dejes de mirar a Cristo y mantente en su Iglesia para que tengas un canto de tu propia experiencia de salvación.
«No hablemos, pues, de nuestra debilidad y falta de eficiencia, sino de Cristo y de su fuerza». MJ 103.
Tomado de Meditaciones Matinales para Jóvenes
¡Libérate! Dale una oportunidad al Espíritu Santo
Autor: Ismael Castillo Osuna
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