Buscad a jehová mientras puede ser hallado, llamadle en tanto está cercano (Isaías 55:6).
Nuestra Clase de Estudio de la Biblia se reunió en la iglesia. Cuando uno de nuestros profesores comenzó a enseñarnos la lección de la semana, su voz estaba muy débil, y se oyó a coro: "¡No podemos escuchar!" Alguien puso un micrófono y un pedestal frente a él, y recomenzó la lección. Pero la situación no mejoraba, faltaba el cable para la conexión. Nuevamente se oyó: "¡El micrófono no está conectado!" Nuestro profesor se detuvo y esperó a que conectaran el micrófono a la electricidad. Una vez conectado el cable escuchamos todo lo que él enseñó aquel día.
Este incidente me hizo pensar en cuán importante es estar conectado al Padre celestial, la fuente de todo poder. ¿Cómo nos mantenemos conectados? El cable de conexión es Jesucristo, quién una vez aseguró que si permanecemos conectados a él llevaremos mucho fruto. Permanecemos conectados a él por medio de la oración y el estudio de la Biblia. La oración no es más que hablar con Dios, como hablamos con nuestro padre terrenal o con un .amigo: el Señor está siempre listo a escuchar nuestras alabanzas, gratitud, quejas, peticiones, gozos, penas, logros y desilusiones. Sus oídos siempre están abiertos para escucharnos. En respuesta, escuchamos su voz por medio de las Escrituras.
Ha habido días en los cuales luché con mi Padre celestial y me desconecté de él. Grité: "¿Por qué permites que me ocurra esto? ¿No estoy realizando tu obra? ¿Dónde está mi ángel guardián? ¿Por qué no evitaron que cayera?" Un sinfín de "¿Porqué?"
Mi Padre no me hizo a un lado. Por el contrario, trabajó conmigo pacientemente hasta que abrí mis oídos y lo dejé hablar. Me recordó dulcemente que él siempre está allí, inclusive en tiempos de adversidad. Cuanto más vuelta mis oídos para escucharlo, tanto más lo escucho decir: "Hija, nunca te dejaré sin consuelo, estaré contigo en todo momento. Todo lo que permito que pase por tu camino, incluyendo las adversidades, es para tu bien, porque te amo. No dejaré que te ocurra nada que no puedas soportar, te mostraré una salida. ¡Te fortaleceré para que continúes con tus responsabilidades y te sostendré con mi mano derecha!"
Y renové mi promesa de estar conectada al Padre celestial en todo momento, ¿y tú?
Nuestra Clase de Estudio de la Biblia se reunió en la iglesia. Cuando uno de nuestros profesores comenzó a enseñarnos la lección de la semana, su voz estaba muy débil, y se oyó a coro: "¡No podemos escuchar!" Alguien puso un micrófono y un pedestal frente a él, y recomenzó la lección. Pero la situación no mejoraba, faltaba el cable para la conexión. Nuevamente se oyó: "¡El micrófono no está conectado!" Nuestro profesor se detuvo y esperó a que conectaran el micrófono a la electricidad. Una vez conectado el cable escuchamos todo lo que él enseñó aquel día.
Este incidente me hizo pensar en cuán importante es estar conectado al Padre celestial, la fuente de todo poder. ¿Cómo nos mantenemos conectados? El cable de conexión es Jesucristo, quién una vez aseguró que si permanecemos conectados a él llevaremos mucho fruto. Permanecemos conectados a él por medio de la oración y el estudio de la Biblia. La oración no es más que hablar con Dios, como hablamos con nuestro padre terrenal o con un .amigo: el Señor está siempre listo a escuchar nuestras alabanzas, gratitud, quejas, peticiones, gozos, penas, logros y desilusiones. Sus oídos siempre están abiertos para escucharnos. En respuesta, escuchamos su voz por medio de las Escrituras.
Ha habido días en los cuales luché con mi Padre celestial y me desconecté de él. Grité: "¿Por qué permites que me ocurra esto? ¿No estoy realizando tu obra? ¿Dónde está mi ángel guardián? ¿Por qué no evitaron que cayera?" Un sinfín de "¿Porqué?"
Mi Padre no me hizo a un lado. Por el contrario, trabajó conmigo pacientemente hasta que abrí mis oídos y lo dejé hablar. Me recordó dulcemente que él siempre está allí, inclusive en tiempos de adversidad. Cuanto más vuelta mis oídos para escucharlo, tanto más lo escucho decir: "Hija, nunca te dejaré sin consuelo, estaré contigo en todo momento. Todo lo que permito que pase por tu camino, incluyendo las adversidades, es para tu bien, porque te amo. No dejaré que te ocurra nada que no puedas soportar, te mostraré una salida. ¡Te fortaleceré para que continúes con tus responsabilidades y te sostendré con mi mano derecha!"
Y renové mi promesa de estar conectada al Padre celestial en todo momento, ¿y tú?
Hepzibah Kore
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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