En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia (Salmo 31:15, 16).
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Flon Bola
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia (Salmo 31:15, 16).
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Flon Bola
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia (Salmo 31:15, 16).
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Flon Bola
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia (Salmo 31:15, 16).
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Flon Bola
En tu mano están mis tiempos; líbrame de la mano de mis enemigos y de mis perseguidores. Haz resplandecer tu rostro sobre tu siervo; sálvame por tu misericordia (Salmo 31:15, 16).
Neva Jiménez ha sido misionera en las islas del Pacífico por más de veinte años. Mientras ella y su esposo, Levi, trabajaban en Papua Nueva Guinea, a Neva le diagnosticaron cáncer de mama. Pasó tres meses en Australia recibiendo tratamientos, terapia y una operación. A esta maravillosa mujer de fe y valor se le dijo que tenía un período de tiempo específico para vivir. Ella permaneció en el amor del Señor, todavía trabaja para Dios, y está sana y fuerte: un testimonio viviente de lo que Dios puede hacer por quienes lo aman.
Mi familia tiene el privilegio de ser vecina de la familia Jiménez. Sus hijos son los mejores amigos de mis hijos. La música y los cantos hermosos que provienen de su hogar, cada mañana y cada tarde, son una bendición para nosotros.
Yo también estuve enferma y tuve que hacer reposo en mi hogar, y me sentía útil y desesperanzada. Muchas veces le contaba a Dios que mi deseo era continuar trabajando como misionera en Papua, Nueva Guinea. Un sábado,mis hijos llegaron de la iglesia y anunciaron: "Mamá, la tía Neva dijo que la comunidad filipina vendrá a visitarte esta tarde". Cuando ellos llegaron, cantamos y compartimos testimonios del amor y el cuidado de Dios. Me sentí ricamente bendecida, y el centro de mi atención desapareció mientras escuchaba a este grupo de personas maravillosas que compartía sus testimonios de como Dios había intervenido en sus enfermedades y los había curado; de cómo Dios había obrado milagros en sus vidas.
Al finalizar, Neva me abrazó y me dijo con una sonrisa: "Flori, tú sabes que vivo con tiempo prestado. Dios tiene otro plan para mí, y sé que le importo. Ella relató sus experiencias, y cómo ahora era capaz de continuar sirviendo al Señor y disfrutando sus bendiciones. Ella eligió la canción "Un día a la vez," una canción que coincidía con su testimonio. Me sentí fortalecida aquel día. Dios nos regala el tiempo, y desea que su amor brille en nuestros rostros. Seamos valientes, y contemos a otras que con Dios todo es posible y que su amor nunca falla. Todas vivimos con tiempo prestado. Saquemos provecho a cada día compartiendo su amor.
Flon Bola
Tomado de Meditaciones Matinales para la mujer
Mi Refugio
Autora: Ardis Dick Stenbkken
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Autora: Ardis Dick Stenbkken
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