Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos. Juan 15:13.
Los seres humanos tenemos el instinto de la autopreservación. Este instinto nos impulsa a sacar la mano del fuego para no quemarnos, a mirar bien el semáforo en la intersección antes de cruzar y a recurrir al médico cuando nos sentimos enfermos. Aunque muchos dicen cuando fuman tabaco que "de algo hay que morir", el instinto de la preservación nos lleva a todos a acudir al médico para encontrar la solución a un problema de salud, porque en el fondo nadie quiere morir.
Jesús también poseía este instinto, pero debió hacerlo a un lado para cumplir con su propósito de salvar a la humanidad. Su humillación, su sacrificio, su dolor, todo fue puesto a un lado para cumplir con la meta que se había propuesto junto al Padre en el cielo: darle al ser humano la posibilidad de recuperar la vida inmortal.
Piensa en todo lo que padeció Jesús. Sufrió una terrible angustia en el Getsemaní antes de ser apresado, fue traicionado por uno de los doce que lo entregó con un beso, fue llevado al tribunal judío en cadenas como si ya estuviera condenado.
Cuando confesó ser el Hijo de Dios, le escupieron el rostro, lo abofetearon y golpearon. Debió escuchar insultos y calumnias de todo tipo. Fue negado por uno de sus amigos. Prefirieron a un criminal antes que a él. Se lo desnudó para que sintiera vergüenza. Como parte de un horrible simulacro, se le colocó una corona de espinas, un cetro y un manto púrpura para humillarlo. Finalmente lo clavaron con gruesos clavos en las manos y los pies a una cruz.
¿Qué llevó a Jesús a entregarse para padecer tanto? ¿Qué lo motivó a no resistirse a ser humillado y ultrajado de esa manera? ¿Qué lo impulsó a dejarse matar por quienes estaba dando su vida? Su AMOR. El gran amor que sentía por toda la humanidad lo motivó a dar su vida. Cuando le dijo a sus discípulos: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" estaba hablando de su propio amor, porque solamente cuando se ama es que se pueden realizar los grandes sacrificios.
Nadie tuvo mayor amor que Jesús, porque siendo inocente, dio la vida por sus amigos culpables. Al comenzar este día eleva una alabanza de gratitud por el gran amor de tu Amigo Jesús, porque cuando murió, lo hizo pensando en ti.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela
Los seres humanos tenemos el instinto de la autopreservación. Este instinto nos impulsa a sacar la mano del fuego para no quemarnos, a mirar bien el semáforo en la intersección antes de cruzar y a recurrir al médico cuando nos sentimos enfermos. Aunque muchos dicen cuando fuman tabaco que "de algo hay que morir", el instinto de la preservación nos lleva a todos a acudir al médico para encontrar la solución a un problema de salud, porque en el fondo nadie quiere morir.
Jesús también poseía este instinto, pero debió hacerlo a un lado para cumplir con su propósito de salvar a la humanidad. Su humillación, su sacrificio, su dolor, todo fue puesto a un lado para cumplir con la meta que se había propuesto junto al Padre en el cielo: darle al ser humano la posibilidad de recuperar la vida inmortal.
Piensa en todo lo que padeció Jesús. Sufrió una terrible angustia en el Getsemaní antes de ser apresado, fue traicionado por uno de los doce que lo entregó con un beso, fue llevado al tribunal judío en cadenas como si ya estuviera condenado.
Cuando confesó ser el Hijo de Dios, le escupieron el rostro, lo abofetearon y golpearon. Debió escuchar insultos y calumnias de todo tipo. Fue negado por uno de sus amigos. Prefirieron a un criminal antes que a él. Se lo desnudó para que sintiera vergüenza. Como parte de un horrible simulacro, se le colocó una corona de espinas, un cetro y un manto púrpura para humillarlo. Finalmente lo clavaron con gruesos clavos en las manos y los pies a una cruz.
¿Qué llevó a Jesús a entregarse para padecer tanto? ¿Qué lo motivó a no resistirse a ser humillado y ultrajado de esa manera? ¿Qué lo impulsó a dejarse matar por quienes estaba dando su vida? Su AMOR. El gran amor que sentía por toda la humanidad lo motivó a dar su vida. Cuando le dijo a sus discípulos: "Nadie tiene mayor amor que este, que uno ponga su vida por sus amigos" estaba hablando de su propio amor, porque solamente cuando se ama es que se pueden realizar los grandes sacrificios.
Nadie tuvo mayor amor que Jesús, porque siendo inocente, dio la vida por sus amigos culpables. Al comenzar este día eleva una alabanza de gratitud por el gran amor de tu Amigo Jesús, porque cuando murió, lo hizo pensando en ti.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
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