«Ustedes, cuando hayan hecho todo lo que se les ha mandado, deben decir: "Somos siervos inútiles; no hemos hecho más que cumplir con nuestro deber"». Lucas 17: 10.
¿Recuerdas esta fábula que escribió el griego Esopo? Una zorra cayó en un pozo muy profundo, y por más que intentó no pudo salir. Un rato después llegó a ese lugar un chivo que tenía mucha sed, y antes de intentar tomar agua vio a la zorra dentro del pozo. Esta le dijo que el agua era muy buena, y mucho mejor si la tomaba desde donde ella se encontraba.
El chivo quiso comprobar si era cierto lo que decía la zorra, así que se arrojó al pozo y cayó junto a ella. El chivo bebió agua para calmar su sed y después intentó salir del pozo, pero no pudo. La zorra observó todos los movimientos del chivo, y se le ocurrió un plan. —Si me permites subir a tu cuerpo, yo podré saltar fuera y desde allí te ayudaré para que puedas salir. El chivo inocentemente otra vez creyó lo que dijo la zorra, así que dejó que se subiera a él y brincara.
La zorra, viéndose a salvo, se alejó del pozo. El chivo la llamó para recordarle que le había prometido ayudarlo a salir. La zorra se burló de él, y le dijo que antes de tirarse se debería haber puesto a pensar cómo iba a salir de allí. Se había comprometido y no había cumplido.
Qué pena que no podamos confiar en lo que dice mucha gente, ¿verdad? Así que, siempre, antes de dar tu palabra, piensa bien si vas a cumplir lo que prometes.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
¿Recuerdas esta fábula que escribió el griego Esopo? Una zorra cayó en un pozo muy profundo, y por más que intentó no pudo salir. Un rato después llegó a ese lugar un chivo que tenía mucha sed, y antes de intentar tomar agua vio a la zorra dentro del pozo. Esta le dijo que el agua era muy buena, y mucho mejor si la tomaba desde donde ella se encontraba.
El chivo quiso comprobar si era cierto lo que decía la zorra, así que se arrojó al pozo y cayó junto a ella. El chivo bebió agua para calmar su sed y después intentó salir del pozo, pero no pudo. La zorra observó todos los movimientos del chivo, y se le ocurrió un plan. —Si me permites subir a tu cuerpo, yo podré saltar fuera y desde allí te ayudaré para que puedas salir. El chivo inocentemente otra vez creyó lo que dijo la zorra, así que dejó que se subiera a él y brincara.
La zorra, viéndose a salvo, se alejó del pozo. El chivo la llamó para recordarle que le había prometido ayudarlo a salir. La zorra se burló de él, y le dijo que antes de tirarse se debería haber puesto a pensar cómo iba a salir de allí. Se había comprometido y no había cumplido.
Qué pena que no podamos confiar en lo que dice mucha gente, ¿verdad? Así que, siempre, antes de dar tu palabra, piensa bien si vas a cumplir lo que prometes.
Tomado de meditaciones matinales para menores
Conéctate con Jesús
Por Noemí Gil Gálvez
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