viernes, 18 de marzo de 2011

TODO PARA LA GLORIA DE DIOS

Si, pues, coméis o bebéis, o hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloría de Dios. 1 Corintios 10:31.

Estar en la iglesia, cantar, orar, leer la Biblia, visitar a un enfermo, enseñar las Escrituras a otros y muchas otras actividades, se realizan "para la gloria de Dios". Dios es el centro. Dios es el núcleo de cada acción, ya que si no se la realiza con el propósito de ensalzarlo, pierde su valor espiritual.
En el contexto del versículo de hoy, el apóstol Pablo presenta algunas pautas sobre la alimentación del cristiano y su testimonio ante los incrédulos, pero luego, procurando abarcar más que la comida, dice: "O hacéis otra cosa, hacedlo todo para la gloria de Dios". Ese todo involucra todas la actividades que realizamos a diario, y entre ellas podemos mencionar las que están relacionadas con el amor.
Blanca era una de las alumnas más bonitas del colegio. Su estatura, su sonrisa y su figura escultural hacían que desde los preadolescentes hasta los jóvenes mayores hablaran de ella. Al término de las clases, fue con sus padres de vacaciones a una ciudad turística y allí conoció y se relacionó con muchos jóvenes.
Al comenzar el año siguiente de estudios, llegó acompañada de algunas amigas. Se sentía intranquila porque deseaba "contarme algo", pero no sabía cómo empezar. Traté de tranquilizarla y le recordé que nadie la obligaba a hacerlo. Entonces me narró su aventura veraniega. Mientras estuvo de vacaciones conoció a varios chicos con los que había "transado", y después me preguntó: "¿Hice bien o hice mal, Capellán?" Como no comprendía el término, le pregunté qué significaba, y me explicó que "transar" era besarse apasionadamente con otra persona. Cuando le pregunté si había estado de novia con ellos, me respondió que no, que simplemente había "transado" porque se prestaba la ocasión, que solo sentía atracción física por ellos, pero no amor.
Blanca no había tenido relaciones sexuales, pero ¿habían sido esas "transas" para la gloria de Dios? ¿Fue Blanca más bendecida después de haberse besado con ellos, sin tener algún tipo de compromiso, como el noviazgo? Besarse apasionadamente por el solo hecho de experimentar la sensación que producen las hormonas en el organismo, puede derribar barreras morales y preparar el terreno para la experiencia sexual.
En resumen, si se te presenta algún tipo de situación comprometedora con alguien del sexo opuesto, reflexiona antes si Dios será glorificado con lo que haces. Procura imaginarte si harías eso con Jesús a tu lado o si él aprobaría tu actividad, y luego decide hacer aquello que glorifica a Dios.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuela

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