Os daré corazón nuevo, y pondré espíritu nuevo dentro de vosotros; y quitare de vuestra carne el corazón de piedra, y os daré un corazón de carne. Y pondré dentro de vosotros mi Espíritu, y hare que andéis en mis estatutos, y guardéis mis preceptos, y los pongáis por obra. Ezequiel 36:26, 27.
Dios nos ofrece en su Palabra todos los recursos necesarios para encontrar la paz interior. Si cada pecador recurriera a las Escrituras y pusiera en práctica sus consejos para la restauración espiritual, los psicólogos tendrían menos trabajo.
Pero el Señor no termina su obra con el perdón de los pecados, sino que la continua a través de su Espíritu y obra una transformación en el pecador que lo convierte en una nueva criatura.
Esa transformación es muy distinta a la que los hombres suelen realizar, y un ejemplo de ello es el difunto cantante Michael Jackson. Comenzó a cantar junto a su familia desde pequeño y poco a poco fue conquistando los corazones de sus oyentes. A principio de la década de los ochenta, logro llegar a la fama mundial con su música y con ello obtuvo la fortuna económica. Nunca explico que pretendía cambiar, pero a partir de allí comenzó a hacer-se cirugías y mas cirugías hasta quedar irreconocible. Cambio de nariz, de piel, de color de los ojos. También cambio sus labios, su mentón, y hasta el color de la piel. Pero, ¿te atreverías a afirmar que este cantante cambio realmente? Existió un cambio físico, pero eso no lo transformo en otra persona.
A través del profeta Ezequiel, Dios promete sacar el corazón de piedra del ser humane (el corazón lleno de pecado), colocarle un corazón de carne y poner en el su Espíritu Santo para que sienta placer en guardar los estatutos y preceptos que las Escrituras nos dan. En otras palabras, Dios no se conforma con perdonarnos, quiere cambiarnos radicalmente para que no volvamos a caer en el pecado.
Jesús, tu Salvador y gran Amigo, quiere que desde ahora y por la eternidad vivas como un ciudadano del reino de los cielos. Su estrategia: darte un nuevo corazón, transformarte por completo e implantar en ti el deseo de vivir según su voluntad.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Dios nos ofrece en su Palabra todos los recursos necesarios para encontrar la paz interior. Si cada pecador recurriera a las Escrituras y pusiera en práctica sus consejos para la restauración espiritual, los psicólogos tendrían menos trabajo.
Pero el Señor no termina su obra con el perdón de los pecados, sino que la continua a través de su Espíritu y obra una transformación en el pecador que lo convierte en una nueva criatura.
Esa transformación es muy distinta a la que los hombres suelen realizar, y un ejemplo de ello es el difunto cantante Michael Jackson. Comenzó a cantar junto a su familia desde pequeño y poco a poco fue conquistando los corazones de sus oyentes. A principio de la década de los ochenta, logro llegar a la fama mundial con su música y con ello obtuvo la fortuna económica. Nunca explico que pretendía cambiar, pero a partir de allí comenzó a hacer-se cirugías y mas cirugías hasta quedar irreconocible. Cambio de nariz, de piel, de color de los ojos. También cambio sus labios, su mentón, y hasta el color de la piel. Pero, ¿te atreverías a afirmar que este cantante cambio realmente? Existió un cambio físico, pero eso no lo transformo en otra persona.
A través del profeta Ezequiel, Dios promete sacar el corazón de piedra del ser humane (el corazón lleno de pecado), colocarle un corazón de carne y poner en el su Espíritu Santo para que sienta placer en guardar los estatutos y preceptos que las Escrituras nos dan. En otras palabras, Dios no se conforma con perdonarnos, quiere cambiarnos radicalmente para que no volvamos a caer en el pecado.
Jesús, tu Salvador y gran Amigo, quiere que desde ahora y por la eternidad vivas como un ciudadano del reino de los cielos. Su estrategia: darte un nuevo corazón, transformarte por completo e implantar en ti el deseo de vivir según su voluntad.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
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