sábado, 21 de mayo de 2011

LOS PELIGROS DE LA RED

Absteneos de toda especie de mal. 1 Tesalonicenses 5:22.

Como muchas cosas en este mundo, Internet también está sujeta a la influencia del mal. Lo que podría ser una fuente de información sana y segura, se ha convertido en uno de los medios más seductores y engañosos de los últimos tiempos. Entre otras cosas, Internet incluye pornografía, sitios de discusión de temas bajos y ofrecimiento de servicios de prostitución.
Este acceso a un contenido riesgoso merece ser tornado en serio, porque el enemigo de Dios desea ensuciar tu mente. Por eso ha buscado la manera de que puedes acceder libremente a este contenido. El conoce el daño que esta información puede causar a tu vida espiritual.
La historia de Ted Bundy fue conocida a nivel mundial, pero no todos saben cómo empezó su vida. A los trece años encontró en un recipiente de basura una revista pornográfica que cautivo sus sentidos. Aunque era hijo de una familia cristiana y sabia el daño moral que se estaba haciendo, continúo en la búsqueda y adquisición de ese material, hasta que llego a sufrir una adicción incontrolable. Cuando se cansó de la pornografía "normal", paso a mirar la pornografía aberrante y luego la violenta. Como sentía que ya lo había visto todo, anhelaba en su corazón ver algo más, y fue así como decidió dar el gran paso: ser el protagonista de sus propias fantasías.
Cuando fue apresado por la policía, se sabía que había abusado y matado por lo menos a 28 mujeres, entre adultas, jóvenes y niñas; y después de diez años de prisión, fue ejecutado en la silla eléctrica de la prisión estatal de la Florida, Estados Unidos.
Mientras debatía con mis alumnos la triste historia de Ted Bundy, uno de ellos me dijo: "Pero capellán, ese tipo no estaba bien de la cabeza. Por mirar un poco de pornografía no voy a ser un violador y asesino". Reconozco que este joven en gran medida tenía razón. Hay otros factores que influyen para que un hombre termine siendo despreciado y odiado por la sociedad, pero hay algo que es inevitable: siempre que una persona se presta a mirar pornografía, su vida espiritual se corrompe y con los años tendrá secuelas por haber hecho tal cosa. No existe una sola persona en el mundo que al mirar esas imágenes, pueda decir luego: "Mi vida espiritual continúa creciendo como antes".
El apóstol Pablo le aconsejo a la iglesia de Tesalónica: "Absteneos de toda especie de mal". Y el mismo consejo se ofrece a cada joven cristiano que puede verse tentado a incursionar en el ejercicio de una sexualidad distorsionada y barata. Tu fuerza de voluntad, unida al poder de lo alto, lograra la victoria.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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