Huye también de las pasiones juveniles, y sigue la justicia, la fe, el amor y la paz, con los que de corazón limpio invocan al Señor. 2 Timoteo 2:22.
German y su amigo trabajaban como meseros de un restaurante en una ciudad turística, y como su trabajo era durante el día, por la noche se dispusieron salir a bailar. Juntaron la propina de ese día, que había sido muy abundante, se pusieron la ropa apropiada para los jóvenes de su edad, y a las dos de la madrugada entraron al salón de bailes.
German tenía más "suerte" con las damas, y rápidamente entro en confianza con una de ellas. Después de haber bailado algunos temas, se mostró romántico, y la chica respondió a sus halagos positivamente. Como el momento se prestaba, German comenzó a besarla apasionadamente, y sus manos recorrieron gran parte del cuerpo de la joven.
Su amigo, que bailaba con otra señorita, estaba asombrado que en tan pocos minutos estuvieran mostrándose como si fueran novios de años. Luego escucho el susurro de German: "Ahora le voy a proponer que nos vayamos al hotel, y si no acepta, la largo y me busco a otra".
Es verdad que no todos los jóvenes y las señoritas que asisten a lugares de baile lo hacen para tener alguna experiencia sexual, pero el ambiente se presta enormemente para que el encuentro se haga realidad. La música sensual, tanto por su melodía como su letra, el efecto estimulante de las bebidas alcohólicas, las luces intermitentes y la penumbra reinante, las faldas y los pantalones de las damas que exhiben notablemente su cuerpo, son algunos de los factores que contribuyen para que dos desconocidos tengan relaciones sexuales.
El Señor conoce las luchas que enfrentan los jóvenes cristianos cuando sus amigos y compañeros de estudio los invitan a salir a bailar. También sabe que a veces no comprenden bien las razones por las que un cristiano jamás aceptaría la propuesta de asistir a un lugar al que Dios no lo pudiera acompañar. Por eso el consejo de Pablo al joven Timoteo es muy oportuno hoy día: "Huye también de las pasiones juveniles". ¿Por qué esa necesidad de huir? Porque esas pasiones son envolventes, hechizantes. No atentan solo contra la voluntad, sino que se mezclan con las hormonas y el placer.
A quienes creen compatible el cristianismo con la práctica del baile, yo les preguntaría: ¿Sentirias que es razonable hacer una oración antes de comenzar la velada? ¿Podrían los ángeles celestiales cuidar a los cristianos en un ambiente tal? La respuesta negativa a estas preguntas es el argumento mas fuerte para negar dicha compatibilidad.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
German y su amigo trabajaban como meseros de un restaurante en una ciudad turística, y como su trabajo era durante el día, por la noche se dispusieron salir a bailar. Juntaron la propina de ese día, que había sido muy abundante, se pusieron la ropa apropiada para los jóvenes de su edad, y a las dos de la madrugada entraron al salón de bailes.
German tenía más "suerte" con las damas, y rápidamente entro en confianza con una de ellas. Después de haber bailado algunos temas, se mostró romántico, y la chica respondió a sus halagos positivamente. Como el momento se prestaba, German comenzó a besarla apasionadamente, y sus manos recorrieron gran parte del cuerpo de la joven.
Su amigo, que bailaba con otra señorita, estaba asombrado que en tan pocos minutos estuvieran mostrándose como si fueran novios de años. Luego escucho el susurro de German: "Ahora le voy a proponer que nos vayamos al hotel, y si no acepta, la largo y me busco a otra".
Es verdad que no todos los jóvenes y las señoritas que asisten a lugares de baile lo hacen para tener alguna experiencia sexual, pero el ambiente se presta enormemente para que el encuentro se haga realidad. La música sensual, tanto por su melodía como su letra, el efecto estimulante de las bebidas alcohólicas, las luces intermitentes y la penumbra reinante, las faldas y los pantalones de las damas que exhiben notablemente su cuerpo, son algunos de los factores que contribuyen para que dos desconocidos tengan relaciones sexuales.
El Señor conoce las luchas que enfrentan los jóvenes cristianos cuando sus amigos y compañeros de estudio los invitan a salir a bailar. También sabe que a veces no comprenden bien las razones por las que un cristiano jamás aceptaría la propuesta de asistir a un lugar al que Dios no lo pudiera acompañar. Por eso el consejo de Pablo al joven Timoteo es muy oportuno hoy día: "Huye también de las pasiones juveniles". ¿Por qué esa necesidad de huir? Porque esas pasiones son envolventes, hechizantes. No atentan solo contra la voluntad, sino que se mezclan con las hormonas y el placer.
A quienes creen compatible el cristianismo con la práctica del baile, yo les preguntaría: ¿Sentirias que es razonable hacer una oración antes de comenzar la velada? ¿Podrían los ángeles celestiales cuidar a los cristianos en un ambiente tal? La respuesta negativa a estas preguntas es el argumento mas fuerte para negar dicha compatibilidad.
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