Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande? Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto. 1 Reyes 3:9, 10.
¿Quién no soñó alguna vez con tener en su poder la lámpara de Aladino? El pensamiento de tener la posibilidad de pedir un deseo y que este se cumpla, ha alimentado la imaginación de muchos en todos los tiempos. Si tú pudieras tener la lámpara en tus manos, ¿qué pedirías?
Salomón, como muy pocos, tuvo esa posibilidad, y no se trató de una ilusión o fantasía, sino que Dios mismo se le apareció en sueños y le dijo: "Pide lo que quieras que yo te dé" (1 Rey. 3:5).
Este flamante rey israelita expresó en su oración algo que conviene recordar. "Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir" (vers. 7). ¡Qué humildad! Lejos de ceder al orgullo o de albergar sentimientos de arrogancia, este joven rey se humilla ante Dios y le confiesa que se siente incapaz de realizar la tarea a la que ha sido llamado. Aunque la Biblia no lo dice, podemos suponer que él se comparaba con David, su padre, quien murió en el trono y ya muy anciano, y al verse tan joven, le dice a Dios que no se siente apto para la tarea.
Luego, con profunda humildad, agrega: "Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?"
Teniendo tantas cosas para elegir, y seguro de que el Todopoderoso podía otorgarle lo que pidiera, Salomón solo pidió sabiduría para juzgar, y poder "discernir entre lo bueno y lo malo". ¿Cuál crees que fue la reacción de Dios ante tal pedido? "Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto".
Salomón, uno de los hombres más sabios que han vivido, se preparó en su juventud al pedirle a Dios sabiduría. Y aunque no pidió fama, ni riquezas, ni glorias mundanales, ni muchos años de vida, ni la vida de sus enemigos, también recibió todo eso.
¿Qué es lo que deseas para ti en los años futuros? ¿Cuál es el sueño para tu vida adulta y profesional? Piensa bien lo que vas a pedirle a Dios, porque si tu pedido le agrada, no solo obtendrás lo que pediste, también te agregará esas cosas que no pediste, pero que al corazón humano le agrada tener. Al igual que el rey Salomón, pídele a Dios sabiduría, para vivir.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
¿Quién no soñó alguna vez con tener en su poder la lámpara de Aladino? El pensamiento de tener la posibilidad de pedir un deseo y que este se cumpla, ha alimentado la imaginación de muchos en todos los tiempos. Si tú pudieras tener la lámpara en tus manos, ¿qué pedirías?
Salomón, como muy pocos, tuvo esa posibilidad, y no se trató de una ilusión o fantasía, sino que Dios mismo se le apareció en sueños y le dijo: "Pide lo que quieras que yo te dé" (1 Rey. 3:5).
Este flamante rey israelita expresó en su oración algo que conviene recordar. "Jehová Dios mío, tú me has puesto a mí tu siervo por rey en lugar de David mi padre; y yo soy joven, y no sé cómo entrar ni salir" (vers. 7). ¡Qué humildad! Lejos de ceder al orgullo o de albergar sentimientos de arrogancia, este joven rey se humilla ante Dios y le confiesa que se siente incapaz de realizar la tarea a la que ha sido llamado. Aunque la Biblia no lo dice, podemos suponer que él se comparaba con David, su padre, quien murió en el trono y ya muy anciano, y al verse tan joven, le dice a Dios que no se siente apto para la tarea.
Luego, con profunda humildad, agrega: "Da, pues, a tu siervo corazón entendido para juzgar a tu pueblo, y para discernir entre lo bueno y lo malo; porque ¿quién podrá gobernar este tu pueblo tan grande?"
Teniendo tantas cosas para elegir, y seguro de que el Todopoderoso podía otorgarle lo que pidiera, Salomón solo pidió sabiduría para juzgar, y poder "discernir entre lo bueno y lo malo". ¿Cuál crees que fue la reacción de Dios ante tal pedido? "Y agradó delante del Señor que Salomón pidiese esto".
Salomón, uno de los hombres más sabios que han vivido, se preparó en su juventud al pedirle a Dios sabiduría. Y aunque no pidió fama, ni riquezas, ni glorias mundanales, ni muchos años de vida, ni la vida de sus enemigos, también recibió todo eso.
¿Qué es lo que deseas para ti en los años futuros? ¿Cuál es el sueño para tu vida adulta y profesional? Piensa bien lo que vas a pedirle a Dios, porque si tu pedido le agrada, no solo obtendrás lo que pediste, también te agregará esas cosas que no pediste, pero que al corazón humano le agrada tener. Al igual que el rey Salomón, pídele a Dios sabiduría, para vivir.
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