domingo, 9 de octubre de 2011

PALABRAS ASESINAS

No matarás. Éxodo 20:13.

Con el sexto mandamiento, Jehová Dios procuró exaltar el valor de la vida. Solo él como Creador y Sustentador de sus criaturas puede ponerle fin a su existencia, pero los seres humanos no tenemos autoridad sobre la vida propia ni ajena. Incluso, aunque nos parezca que nuestro cuerpo nos pertenece y que somos dueños de hacer con él lo que queramos, nuestra salud y nuestra vida solo están en nuestra administración y cuidado, pero le pertenecen a Dios (1 Cor. 6:19, 20).
El Señor Jesús nos dejó como enseñanza una "ampliación" del sexto mandamiento. Esa "ampliación" incluye las palabras ofensivas. El texto bíblico versa así: "Pero yo os digo que cualquiera que se enoje contra su hermano, será culpable de juicio; y cualquiera que diga: Necio, a su hermano, será culpable ante el concilio; y cualquiera que le diga: Fatuo, quedará expuesto al infierno de fuego" (Mat. 5:22). Nuestro Señor expresó de manera clara la importancia de las palabras que usamos, y no da por inocente al que diga a su hermano "necio", que significa "sin valor", "estúpido", o "fatuo", que significa "tonto", al paso que expresa desprecio por la falta de inteligencia de una persona (Comentario bíblico adventista, t. 5, p. 325).
Es decir, podemos evitar tomar un arma para matar a otro, pero transgredimos el mandamiento cuando permitimos que salgan de nuestros labios palabras hirientes o malas palabras. ¡Y cuánta razón tenía Jesús! Personas que podrían haber tenido una existencia feliz, viven en la actualidad desdichadas, con su autoestima arruinada, dolidos y heridos por las palabras ofensivas que escucharon desde pequeños en su hogar. Esas heridas emocionales podrían haberse evitado si se hubiera respetado el mandamiento que nos dice: "No matarás".
La Palabra de Dios es ley para sus hijos, y los mandamientos son un "resumen" de esa ley expresada en diez preceptos. El sexto mandamiento nos da un límite, para que todo ser humano vele sobre la integridad física y psicológica de su prójimo; y en este aspecto, como cristianos deberíamos marcar una diferencia con el mundo que no conoce a Jesús.
Hoy, el Señor te invita a que tomes una decisión: No dejar que tus palabras sean el arma para herir o matar a otro, sino que puedas alentar, apoyar y fortalecer las ganas de vivir en los demás.

Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel

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