Bienaventurados los que habitan en tu casa; perpetuamente te alabarán. Salmo 84:4.
Matías tenía algo más de 18 años y encontraba que la vida de iglesia lo aburría por completo. Se sentía un hipócrita por asistir cada sábado solo para complacer a sus padres, y él mismo decía que iba "solo para calentar el banco". El estudio de la lección de Escuela Sabática, los sermones, los cultos de la Sociedad de Jóvenes y las actividades sociales de los sábados de noche le parecían sin sentido y aburridos. Como no quería comentarles a sus padres lo que estaba viviendo, le contó su experiencia a otro joven de la iglesia, unos seis años mayor que él. En esa conversación de sábado de noche, Matías le abrió su corazón a su amigo. Le comentó que tenía ganas de abandonar la iglesia porque ya no sentía nada, y que se sentía un hipócrita ocupando un lugar solo para contentar a sus padres.
El joven escuchó pacientemente a Matías, y luego le dio su opinión: "Aunque sientas que tu vida espiritual esté vacía y que la iglesia no tiene sentido, en tu corazón sabes que no estás bien. Hace años que vienes a la iglesia gracias a la educación que te dio tu familia; y a pesar de lo que sientas, lo que ellos te dieron durante años fue lo mejor para ti. Aunque el sermón te aburra, aunque nunca estudies la Biblia y no te den ganas de cantar, sigue viniendo a la iglesia. Esta apatía espiritual pasará; si te vas, afuera corre más peligro tu futuro espiritual. No te vayas".
Gracias a Dios, Matías nunca abandonó la iglesia, aunque como él dice: "Durante varios años fui un falso que iba los sábados por mera costumbre". La situación cambió, Matías maduró y llegó a amar a Jesús con todo su corazón. Descubrió la alegría de asistir cada sábado a la iglesia después de una semana de estudio, y fue tal su apego a las actividades espirituales que decidió estudiar Teología. Por la gracia de Dios, hoy es un pastor de la Iglesia Adventista.
Y si te tocara dar testimonio de tu asistencia a la iglesia, ¿qué dirías? ¿Estás feliz por asistir cada sábado al templo a adorar a Dios, o estás viviendo alguna transición que te sugiere: "Abandona todo y no seas falso"? Ojalá nunca experimentes lo que vivió Matías, pero si llegaras a sentirlo, "no te vayas" de la iglesia. No sigas tus emociones. Permanece. Este consejo será vital en muchos momentos cruciales de tu vida, cuando tus emociones, en contra del dictado de tu conciencia, te sugieran abandonar a alguien o algo.
Dios desea que todos sus hijos se congreguen (Heb. 10:25), y tú formas parte de ese grupo especial de elegidos.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
Matías tenía algo más de 18 años y encontraba que la vida de iglesia lo aburría por completo. Se sentía un hipócrita por asistir cada sábado solo para complacer a sus padres, y él mismo decía que iba "solo para calentar el banco". El estudio de la lección de Escuela Sabática, los sermones, los cultos de la Sociedad de Jóvenes y las actividades sociales de los sábados de noche le parecían sin sentido y aburridos. Como no quería comentarles a sus padres lo que estaba viviendo, le contó su experiencia a otro joven de la iglesia, unos seis años mayor que él. En esa conversación de sábado de noche, Matías le abrió su corazón a su amigo. Le comentó que tenía ganas de abandonar la iglesia porque ya no sentía nada, y que se sentía un hipócrita ocupando un lugar solo para contentar a sus padres.
El joven escuchó pacientemente a Matías, y luego le dio su opinión: "Aunque sientas que tu vida espiritual esté vacía y que la iglesia no tiene sentido, en tu corazón sabes que no estás bien. Hace años que vienes a la iglesia gracias a la educación que te dio tu familia; y a pesar de lo que sientas, lo que ellos te dieron durante años fue lo mejor para ti. Aunque el sermón te aburra, aunque nunca estudies la Biblia y no te den ganas de cantar, sigue viniendo a la iglesia. Esta apatía espiritual pasará; si te vas, afuera corre más peligro tu futuro espiritual. No te vayas".
Gracias a Dios, Matías nunca abandonó la iglesia, aunque como él dice: "Durante varios años fui un falso que iba los sábados por mera costumbre". La situación cambió, Matías maduró y llegó a amar a Jesús con todo su corazón. Descubrió la alegría de asistir cada sábado a la iglesia después de una semana de estudio, y fue tal su apego a las actividades espirituales que decidió estudiar Teología. Por la gracia de Dios, hoy es un pastor de la Iglesia Adventista.
Y si te tocara dar testimonio de tu asistencia a la iglesia, ¿qué dirías? ¿Estás feliz por asistir cada sábado al templo a adorar a Dios, o estás viviendo alguna transición que te sugiere: "Abandona todo y no seas falso"? Ojalá nunca experimentes lo que vivió Matías, pero si llegaras a sentirlo, "no te vayas" de la iglesia. No sigas tus emociones. Permanece. Este consejo será vital en muchos momentos cruciales de tu vida, cuando tus emociones, en contra del dictado de tu conciencia, te sugieran abandonar a alguien o algo.
Dios desea que todos sus hijos se congreguen (Heb. 10:25), y tú formas parte de ese grupo especial de elegidos.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
No hay comentarios:
Publicar un comentario