Temed a Dios, y dadle gloria, porque la hora de su juicio ha llegado; y adorad a aquel que hizo el cielo y la tierra, el mar y las fuentes de las aguas. Apocalipsis 14:7.
El mensaje de predicación que debemos dar es un mensaje de preparación y de advertencia para un mundo que no conoce a Dios. En nuestros días la gente obra como si cada persona fuera el juez de su propia vida. Pero las Escrituras advierten que hay un solo juez, Dios, que juzgará a toda la tierra y pagará a los hombres conforme a sus obras.
En esta era posmoderna las religiones hacen un énfasis desmedido en el amor de Dios en desmedro de su justicia. Hombres y mujeres viven de manera pecaminosa, y al llegar al fin de sus días, creen con seguridad que Dios los llevará "al cielo" porque es un Dios de amor. La Palabra de Dios pone el equilibrio exacto, y nos muestra un Dios de amor, pero también de justicia, que no dará por inocente al pecador empedernido.
Hoy se bombardea a niños, jóvenes y adultos con escenas eróticas y sensuales, lo que produce como nunca antes una generación lasciva, esclava de sus deseos. También alaba a quienes viven en la opulencia y la ostentación, mientras miles de personas fallecen porque no tienen qué comer. La cultura actual fomenta el juego, el vicio y los malos hábitos para ganarse la vida, y muchos piensan que quien trabaja honradamente es un "tonto". Los robos, asesinatos, violaciones, secuestros, peleas familiares, envidias, borracheras, y un sinfín de actividades pecaminosas demuestran que nuestra sociedad no está preparada para enfrentar al Juez de toda la tierra.
Nuestra misión es doble. En primer lugar, cada cristiano sincero debe rogar por su salvación y prepararse para ser hallado "sin mancha delante del trono de Dios" (Apoc. 14:5).
En segundo lugar, es nuestra responsabilidad advertir que Jesús volverá al mundo después que todos hayan sido juzgados. Ahora estamos viviendo en el tiempo del juicio previo a la segunda venida, y cuando ese juicio termine vendrá el fin.
Más allá de lo que piense la gente, comparte el evangelio de arnor y de juicio que Cristo proclamó cuando vino al mundo. Así te estarás ayudando a ti mismo a edificar tu carácter, y te hallarás listo cuando tu nombre sea examinado por el Gran Juez.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
Encuentros con Jesús
Por David Brizuel
El mensaje de predicación que debemos dar es un mensaje de preparación y de advertencia para un mundo que no conoce a Dios. En nuestros días la gente obra como si cada persona fuera el juez de su propia vida. Pero las Escrituras advierten que hay un solo juez, Dios, que juzgará a toda la tierra y pagará a los hombres conforme a sus obras.
En esta era posmoderna las religiones hacen un énfasis desmedido en el amor de Dios en desmedro de su justicia. Hombres y mujeres viven de manera pecaminosa, y al llegar al fin de sus días, creen con seguridad que Dios los llevará "al cielo" porque es un Dios de amor. La Palabra de Dios pone el equilibrio exacto, y nos muestra un Dios de amor, pero también de justicia, que no dará por inocente al pecador empedernido.
Hoy se bombardea a niños, jóvenes y adultos con escenas eróticas y sensuales, lo que produce como nunca antes una generación lasciva, esclava de sus deseos. También alaba a quienes viven en la opulencia y la ostentación, mientras miles de personas fallecen porque no tienen qué comer. La cultura actual fomenta el juego, el vicio y los malos hábitos para ganarse la vida, y muchos piensan que quien trabaja honradamente es un "tonto". Los robos, asesinatos, violaciones, secuestros, peleas familiares, envidias, borracheras, y un sinfín de actividades pecaminosas demuestran que nuestra sociedad no está preparada para enfrentar al Juez de toda la tierra.
Nuestra misión es doble. En primer lugar, cada cristiano sincero debe rogar por su salvación y prepararse para ser hallado "sin mancha delante del trono de Dios" (Apoc. 14:5).
En segundo lugar, es nuestra responsabilidad advertir que Jesús volverá al mundo después que todos hayan sido juzgados. Ahora estamos viviendo en el tiempo del juicio previo a la segunda venida, y cuando ese juicio termine vendrá el fin.
Más allá de lo que piense la gente, comparte el evangelio de arnor y de juicio que Cristo proclamó cuando vino al mundo. Así te estarás ayudando a ti mismo a edificar tu carácter, y te hallarás listo cuando tu nombre sea examinado por el Gran Juez.
Tomado de meditaciones matinales para jóvenes
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Por David Brizuel
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