¿Pondrá el hombre juego en su seno sin que ardan sus vestidos? (Proverbios 6: 27).
Hace tres años recibimos un regalo muy especial. Se llamaba Kikapú, una gata que resultó muy prolífera, ya que al poco tiempo de estar con nosotros teníamos siete hermosos gatitos más. Aunque al principio, aquello fue divertido, al poco tiempo los gatitos se convirtieron en un dolor de cabeza, pues trepaban por todas partes y hacían destrozos en casa. Limpiar sus necesidades tampoco era una tarea agradable para mis hijas. Por lo tanto decidimos que debíamos buscarles un nuevo hogar.
Trabajo en una escuela rural y pensé que podrían ser muy útiles para las familias de mis alumnos, pues los gatos mantienen alejados a los ratones e incluso a las víboras. ¡El problema era cómo atraparlos!
Recurrí a una bola de estambre. Empecé a moverla por el piso y enseguida eso llamó la atención de todos los gatitos. Sin embargo, después de un rato solamente uno de ellos permanecía interesado, siguiendo el movimiento de la bola sin perderla de vista. Poco a poco se acercaba y después, cuando se veía cerca de mí, retrocedía. No tardé mucho en atraparlos y los encerré en una caja. Sin embargo, varios de los gatitos lograron escapar. Pero no pudieron resistir el encanto de la bola de estambre, así que volví a atraparlos, y esta vez me aseguré de que no pudiera huir.
¡Qué lección para nuestras vidas! Nosotros somos como un gatito y Satanás es el que maneja la bola de estambre, que a su vez representa el pecado. La mueve ante nosotros como un cepo, para que acudamos y, gracias a nuestra debilidad, poder atraparnos en su red. Despertemos de ese sueño en el que pensamos que el pecado no nos atrapará aunque juguemos con él. Recordemos que la verdadera grandeza del hombre está en las pasiones que domina y no en las que lo dominan a él. Al final, mis hijas se compadecieron y secretamente liberaron a los gatitos, de la misma forma que el Señor Jesús nos ha liberado a nosotras.
Agradezcamos al Señor su invitación y aceptémosla, «acercándonos, pues, confiadamente al trono de la gracia, para alcanzar misericordia y hallar gracia para el oportuno» (Heb. 4:16).
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Zurisaday Zazueta Norsagaray Mecánica dental.
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