¿Se olvidara la mujer de lo que dio a luz, para dejar de compadecerse del hijo de tu vientre? ¡Aunque ella lo olvide, yo nunca me olvidaré de ti! (Isaías 49:15).
Hace unos años leí en un periódico de Houston que en Nairobi, Kenia, una perra salvó la vida de una recién nacida que había sido abandonada en unos matorrales. Contaba el artículo que la perra había escuchado el llanto de la niña y con sus dientes había tomado la bolsa donde estaba la pequeña para llevar a un callejón donde tenía sus cachorros, al otro lado de una transitada avenida.
La recién nacida fue encontrada más tarde por unos niños que jugaban cerca del callejón y que escucharon su llanto. Los niños alertaron a algunos adultos, quienes notificaron a las autoridades. Todos quedaron sorprendidos al ver como aquella bebita había sido rescatada de entre los matorrales por la perra, que fue considerada la heroína del relato. Esta historia recorrió el mundo entero y como resultado se recibieron numerosas peticiones de personas que deseaba adoptar a la bebe.
Lo primero que me vino a la mente fue el versículo de Isaías citado al principio. Pude asimismo ver el poder y el amor de Dios al proteger a aquella bebita mediante la acción de una perra. Igualmente pude observar el cumplimiento de una de las promesas de Dios en pleno Siglo XX.
El señor cuidó de aquella bebita y veló por ella para que fuera encontrada. Él hace lo mismo para beneficio de nosotros. Nuestro Dios y Salvador es quien nos protege atiende todas nuestras necesidades. Dios promete que nunca va a abandonarnos aunque nuestra propia madre lo haga; aunque nuestros seres queridos y nuestros amigos no olviden. Dios no se olvidará jamás de ninguno de sus hijos.
Si enfrentamos dificultades el Señor utilizarán cualquier instrumento para bendecir y protegernos. Promete que nunca nos deja solas, pues enviará a sus santos ángeles para que permanezcan a nuestro lado. ¡Confiemos en él hoy de todo corazón y él hará su voluntad en nuestras vidas!
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Flor Valoy licenciada en Psicología.
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