En total, Enoc vivió trescientos sesenta y cinco años, y como anduvo fielmente con Dios, un día desapareció porque Dios se lo llevó. Génesis 5:24, NVI
Una maestra les preguntó a sus alumnos si entendían el pasaje de la Biblia donde se dice que Enoc caminó con Dios, y que un día Dios se lo llevó. Un niño de unos siete años levantó su mano.
—Cierto día, Dios y Enoc estaban dando un paseo —dijo el niño—. Caminaron y caminaron hasta que se hizo tarde. Entonces Dios le dijo: «Oye, amigo, estamos más cerca de mi casa que de la tuya. ¿Por qué no vienes y te quedas de una vez por todas en mi casa?».
Un teólogo no podría haberlo explicado mejor. Porque cuando las Escrituras afirman que Enoc caminó con Dios, lo que nos están diciendo es que entre ambos existía una estrecha amistad. ¿Qué hacen los buenos amigos? Pasan tiempo juntos. Conversan. Cada uno disfruta de la compañía del otro.
Algunos piensan que caminar con Dios hizo de Enoc un ermitaño. El libro Patriarcas y profetas, sin embargo, aclara que el andar del patriarca con Dios consistía «en el cumplimiento de los deberes de su vida diaria» (p. 64), y luego añade que en el trato con su familia, como esposo y padre, en las relaciones con sus amigos y como ciudadano, Enoc fue un «firme y constante siervo de Dios».
Tú también puedes caminar con el Señor si, al igual que Enoc, permites que Dios sea tu mejor amigo, tu consejero y tu compañero en las buenas y en las malas. Puedes andar con Dios si le pides que te ayude a cumplir con fidelidad tus deberes diarios como cristiano, como hijo, como estudiante y como ciudadano.
¿Qué te parece si hoy mismo comienzas a apartar algunos momentos cada día para conocer más a tu mejor Amigo, a Jesucristo? Resuelve aprender más de él en las Escrituras; estudia de qué manera estuvo dispuesto a dar su vida para salvarte. Toma la decisión de comunicarte con él por medio de la oración. Y cuéntales a otros de ese gran Amigo que has encontrado en Jesús.
Entonces, un día no muy lejano, Jesús te dirá: «Oye amigo, estamos más cerca de mi casa que de tu casa. ¿Qué tal si vienes y te quedas de una vez por todas conmigo?».
Querido Jesús, gracias por brindarme tu amistad. Ayúdame a caminar contigo hoy y siempre.
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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