Me presentaré ante el rey, por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca! Ester 4:16, NVI.
Todavía no entiendo por qué los magnates de Hollywood no han llevado a la gran pantalla las incidencias del libro bíblico de Ester. Se encuentran allí lodos los elementos de una película que cautivaría a las audiencias y vendería millones.
Piensa, por ejemplo, en la ocasión en que el perverso Aman logra que el rey Asuero firme un decreto para exterminar a los judíos. Mardoqueo se entera del decreto y, sin pérdida de tiempo, se asegura de que Ester sepa lo que está ocurriendo. ¿Quién mejor que ella para interceder por su pueblo?
Cuando Ester escucha las malas nuevas, su atención parece concentrarse en las dificultades del desafío (ver Ester 4: 11). Cuando Mardoqueo nota cierta vacilación en Ester, le responde con un mensaje contundente: «No te imagines que por estar en la casa del rey serás la única que escape con vida de entre todos los judíos. Si ahora te quedas absolutamente callada, de otra parte vendrán el alivio y la liberación para los judíos, pero tú y la familia de tu padre perecerán» (vers.13-14, NVI). Y luego añade: «¡Quién sabe si no has llegado al trono precisamente para un momento como este!» (vers. 14, NVI).
Esas últimas palabras tuvieron un gran impacto sobre Ester. Se dio cuenta de que ella no había llegado al reino por casualidad. Entendió que, a pesar de la emergencia, Dios estaba en el control de la situación. ¡Entonces decidió arriesgar su vida! «Me presentaré ante el rey por más que vaya en contra de la ley. ¡Y si perezco, que perezca!» (vers. 16, NVI). Sin perder tiempo, pidió a los judíos de todo el reino que ayunaran. ¿Cuál fue el resultado? El rey dio un decreto para que los judíos se defendieran y Dios salvó milagrosamente a su pueblo de la destrucción.
Y tú, ¿estás enfrentando algún desafío grande en tu vida en este preciso instante? ¿Tienes que luchar contra una fuerte tentación a hacer lo malo? Si es así, entonces este es el momento de unir tu voluntad al poder de Dios. Ora con fervor. Y enfrenta el problema, cualquiera que sea, confiando en que el Dios que tiene en sus manos el control de este mundo, te dará la victoria para su honra y gloria.
Señor Jesús, en tu nombre resuelvo enfrentar los grandes desafíos de este día. ¡Y si perezco, que perezca:
Tomado de Meditaciones Matutinas para jóvenes
Dímelo de frente
Por Fernando Zabala
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