Recréate siempre en su amor. (Proverbios 5:19).
Se cuenta la historia de un árbol muy frondoso que regalaba a todos el frescor de su sombra, el aroma de sus flores y el canto de los pajarillos que anidaban en él. Había también un niño que conversaba a ratos con el árbol, contándole sus vivencias. Pronto, el pequeño se convirtió en un adolescente. Un día el árbol lo vio a lo lejos y lo llamó.
—Amigo, acércate para que hablemos. ¿Cómo te ha ido? —No tengo tiempo ahora —dijo el muchacho—. Estoy buscando dinero. ¿Tienes dinero para darme?
—No, pero tengo frutos en mis ramas. Llévatelos y obtendrás el dinero que necesitas.
—Buena idea —y acto seguido el joven cargó con todos los frutos, incluyendo los que aún no estaban maduros, y se fue.
El árbol se sorprendió de que no le diera las gracias, pero pensó que el joven tenía prisa. Pasaron diez años, y cuando volvieron a encontrarse el chico ya era un hombre.
—¡Qué crecido estás! — le dijo el árbol—. ¿Cómo te va?
—No me va bien porque necesito una casa. ¿Acaso podrías darme una?
—No. Pero mis ramas son fuertes y con su madera podrías construirla.
El joven cortó las ramas del árbol y se alejó sin pronunciar palabra o mostrar un gesto de gratitud. Con el tronco desnudo, el árbol se fue secando. Algún tiempo después vio venir a su conocido y le dijo: —¡Hola! ¿Qué necesitas esta vez? —Quiero viajar. Pero, ¿cómo podrías ayudarme? Ya no tienes ramas ni frutos que pueda vender.
—No importa —dijo el árbol—, puedes cortar mi tronco. Con él quizá consigas construir un bote para hacer tu viaje.
—Buena idea —dijo el hombre. Horas después trajo un hacha y taló el árbol. Construyó un bote y se fue. Del viejo árbol tan solo quedó un pequeño tocón a ras del suelo. Dicen que aún espera a su amigo para que le cuente su aventura o le dé las gracias. No se da cuenta de que ya no volverá.
Hay una gran enseñanza en este relato: algunas personas jamás regresarán donde ya no queda nada más que tomar. Recordemos ser agradecidas y volver siempre al lado de aquella persona que nos ha mostrado amistad y nos ha ayudado en la vida.
Toma de Meditaciones Matutinas para la mujer
Una cita especial
Textos compilados por Edilma de Balboa
Por Blanca Dalila R. de Góngora
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